Revista Cultura y Ocio

Privilegiar el reencuentro

Publicado el 22 septiembre 2016 por María Bertoni
La tragicomedia de Alvaredo desembarca este jueves en una quincena de salas. Entre ellas, dos porteñas: cine Gaumont y Multiplex Belgrano. La tragicomedia de Alvaredo desembarca este jueves en una quincena de salas. Entre ellas, dos porteñas: cine Gaumont y Multiplex Belgrano.

El peor día de mi vida provoca contrariedad en los espectadores que entendemos este estreno como una oportunidad de reencuentro con Javier Lombardo. Por un lado, celebramos el protagonismo casi exclusivo acordado a un actor de raíz publicitaria, que forjó su carrera en cine y televisión a partir de intervenciones secundarias. Por otro lado, lamentamos los altibajos de un guión que opaca la actuación del elenco también conformado por Mónica Scaparone, Constanza Maral, Ximena Fassi, Irene Almus.

Lombardo carga sobre sus espaldas todo el peso de la tragicomedia que gira en torno a su personaje: un actor sin fama ni trabajo, y cuyo 50° cumpleaños cae un día colmado de revelaciones antipáticas, constataciones amargas y contratiempos desestabilizadores. En la crónica de la jornada que escribió Osvaldo Canis y dirigió Daniel Alvaredo, son varias las escenas unipersonales donde el protagonista habla consigo mismo y/o con el espíritu de un hermano fallecido.

El progresivo aumento de las secuencias donde el flamante cincuentón maldice su suerte sugiere las limitaciones del guionista a la hora de sostener esos momentos a solas. Lombardo, por su parte, se esfuerza por disimular con matices actorales los gajes de la reiteración.

El peor día de Julio Cabrera evoca el recuerdo de las desventuras de otro actor signado por la indiferencia del público, la precariedad laboral y un azar o destino aparentemente perversón (pero al final piadoso). En tren de comparación, algunos espectadores preferirán al Juan Perugia que Gastón Pauls interpretó en 2008 y 2009 para nuestra televisión.


Volver a la Portada de Logo Paperblog

Revista