Ilustración artística de la fragmentación de un asteroide. Crédito: NASA/JPL-Caltech.
El Sistema Solar primitivo era una galería de tiro. Las colisiones de cuerpos más pequeños ocurrían con mucha más frecuencia de lo que vemos hoy, dejando sus marcas en la Luna y Mercurio. A una escala mayor, las simulaciones muestran que la Tierra colisionó con un objeto del tamaño de Marte hace miles de millones de años.
Así que se nos perdona que pensáramos que son las colisiones de asteroides las que causan que estos diminutos cuerpos se fragmenten, dados sus números y la historia de nuestro barrio en el Sistema Solar. Pero resulta que, según un nuevo estudio, los asteroides más grandes probablemente tienen otra forma de romperse.
“Para los asteroides de aproximadamente 100 metros de diámetro las colisiones no son la causa principal de ruptura; es la rápida rotación”, señaló el Observatorio Astrofísico Smithsonian.
“Además, dado que la tasa de colisiones depende de la cantidad y tamaños de los objetos, pero la rotación no, sus resultados discrepan fuertemente con los modelos previos de asteroides pequeños producidos por colisiones”.
Resulta que la rotación tiene un fuerte efecto sobre los cuerpos pequeños. En primer lugar, el asteroide tiene emisiones que pueden producir un giro; agua evaporándose, o su superficie expandiéndose debido al calor del Sol. Además, la presión del Sol sobre el asteroide crea rotación. Estos diferentes efectos en el momento justo pueden causar una fragmentación catastrófica.
Como una simulación (junto con observaciones del telescopio Pan-STARRS), el resultado de la investigación no es completamente seguro. Pero el modelo muestra una seguridad del 90% de que los asteroides en el cinturón principal (entre Marte y Júpiter) experimentan fragmentaciones de esta manera, al menos una vez por año.
El artículo “Observational constraints on the catastrophic disruption rate of small main belt asteroids” fue publicado en la edición del 1 de enero de 2015 de la revista Icarus.
Fuente: Universe Today