Este fin de semana el barrio serrano de Requijada (Santiuste de Pedraza) ha celebrado sus fiestas veraniegas, sacando en procesión a Nuestra Señora de las Vegas por los alrededores de la ermita del mismo nombre. Esta ermita, edificada entre los siglos XI y XII y considerada una de las principales construcciones religiosas románicas de la Tierra de Pedraza, abre anualmente sus puertas a los fieles con motivo de la bajada de la imagen desde la iglesia de Requijada, para ofrecer a Nuestra Señora de las Vegas, la patrona de Villa y Tierra y que da nombre al antiguo concejo medieval, distintas danzas en su honor.
El sábado 30 de agosto, y con una semana de adelanto respecto a la fecha usual, vecinos de Requijada, Chavida, La Mata y Santiuste de Pedraza, además de los llegados desde otras localidades cercanas, acompañaron a la Virgen en su pequeño recorrido: tras un primer paloteo en el interior la ermita, el pendón blanco portado por el Mayordomo y la cruz procesional iniciaron la procesión en la que la Asociación Cultural Folclórica Andrés Laguna -Segovia- y el Grupo de Dulzaineros locales Los Pakos le dedicaron distintas jotas, danzas de palos y danzas procesionales como El Arado, que hace unos 70 años era entonada por los pastores de Requijada en la Festividad de Año Nuevo, al salir en cuadrilla pidiendo limosna por las casas. Esta pieza, que a su vez se mantiene entre las danzas procesionales de la cercana localidad de Torre Val de San Pedro, está recogida en el Cancionero Segoviano de Música Popular publicado por Segovia Sur, y firmado por el dulzainero Mariano Contreras “El Obispo”, originario de Santiuste de Pedraza, y su hijo Félix Contreras.
Para terminar la procesión, y después del acto colectivo de besar el corazón de la Virgen y de “almunar” los palos de las andas -acto en el que las familias ofrecen su donativo para meter de nuevo la imagen en la ermita-, se hicieron dos ofrecimientos más: el traslado de la imagen desde las andas a la mesa-altar, y la colocación final en su trono, que en ambos casos se lleva a cabo por un solo fiel. Finalmente, la Salve entonada por la dulzaina y los vecinos en el interior de la ermita cerró los actos litúrgicos, para dar paso a las danzas y el refresco en la explanada circundante, custodiada por la olma centenaria.
¡Que viva Nuestra Señora de las Vegas!