El Consejo de Baviaan es un cuadro de 116 x 89 cm. que terminé de pintar en mayo de 2010.
Fue un encargo de un amigo, y las únicas premisas que me dio, aparte de comprobar que las medidas se adaptaran al espacio para el que estaba pensado, fueron que se tratara de una imagen abstracta (aunque al final tiene cierta tendencia a lo figurativo) y que tuviera tonos verdes y ocres.
Este cuadro lo comencé así. Manchando la tabla de una manera un tanto caótica con amarillos, verdes y marrones.
Cuando estaba llena toda la superficie, me paré a mirarlo más detenidamente. Comprobé que lo había organizado rítmicamente en una especie de corrientes vertiginosas, entre cascadas y escaleras, que descendían a contralectura, y traté de potenciar ese efecto. Así fue como continué.
Más adelante, los colores y las verticales, fueron creando un paisaje boscoso o incluso selvático, en el que coloqué una ventana que había quedado abierta arriba a la izquierda, para transformarlo en uno de mis paisajes interiores.
Pero lo más curioso vino a continuación: tapé una parte demasiado clara con un color que funcionaba, pero que me hizo echar en falta un poco de la luz anterior, por lo que, en lugar de buscar otra mezcla de luminosidad intermedia, me decidí a levantar líneas de pintura con una punta seca, y me puse a escribir. Saqué el texto de un libro de cuentos que tenía en el taller.
Era un texto explicativo de un ilustración que se me antojó muy similar a mi cuadro.
Es esta ilustración:
Es de Rudyard Kipling, de Los Cuentos de Así Fue.
Y mi cuadro terminado, que se convirtió en la representación de un paisaje interior sugerido por la ilustración de un cuento.