Los procesos creativos en la música son diversos, en ocasiones sofisticados y no necesariamente similares los unos a los otros.
En realidad una buena obra no siempre tiene buena memoria de cómo es que vino a suceder o existir. Hay obras que poco homenaje hacen a su propio proceso creativo y en ocasiones no existe inclusive una correlación directa, entre una buena obra y el proceso empleado para crearse-aunque claro existen excepciones.
Dichos procesos pueden variar de persona a persona, por lo que sería difícil encajonar a dichos procesos como algo que comprendemos del todo. Para algunos componer de forma espontánea o repentina, puede requerir de un esfuerzo titánico, mientras que para otros les puede resultar bastante natural.
De acuerdo al psicólogo Hermann von Helmholtz en el siglo XIX, la inspiración le llega a las personas sin verdadero esfuerzo en situaciones en la que se está en relativa calma, es decir, cuando se está dando un paseo por el parque, o cuando se encuentra en una situación de de tranquilidad. Las ideas no surgen en las personas cuando se está cansado, o se encuentra en un ambiente de trabajo, oficina, etc. (Ochse, 1990; Wallas, 1926, citado por Lubart, 2001). Sin embargo, hay quienes alcanzan dicha iluminación de forma más espontánea que los demás, este es el caso por ejemplo de Alma Deutscher-niña prodigio inglesa y compositora- que al igual que otros niños prodigios, afirma que la música la escucha todo el tiempo y que para ella es bastante natural el componer, ya que no requieren de mucho tiempo para poder poner en papel una idea que le brote de su mente. Por otro lado, hay personas a las que la música se les hace presente en forma de colores-tal como le sucedía a Messiaen y otros compositores- o en su defecto, en forma de figuras, como le sucede al matemático Daniel Tammet, quien goza de sinestesia numérica y puede asociar números con figuras y colores. Tammet por supuesto no es músico, pero la manera en la que llega a soluciones es bastante fascinante y supongo que similar a lo que les sucede a otros niños genios en la música.
Los demás creadores se basan en otros métodos no tan refinados, ni tan exquisitos para crear su música, algunos de estos métodos pueden ser algo difusos o algo convencionales, sin embargo, esperan ser igualmente efectivos que el proceso de todos los demás. Requerirán tal vez un poco de ayuda de alguna especie de genio griego que se haga presente de vez en vez en sus vidas, soplandoles un par de melodías al oído, pero esperan que el resultado al final sea el mismo.
Lo cierto es que cada compositor hoy y siempre ha tenido que optar por decidir sus distintos horarios, basados en su estilo particular y esto por lo tanto tiene y ha tendido repercusiones en las duraciones para componer, así como en la cantidad de material creado durante su vida. Aquí se muestra a continuación una gráfica de algunos artistas a través de los tiempos y cómo es que han organizado su tiempo.
Sea cual sea el proceso que se elija, la tarea de los compositores seguirá siendo la misma y seguirá asemejándose al proceso tortuoso y lacerante de un hombre que se enfrenta ante una enorme montaña que debe escalar y que lo llevará a esculpir algo al grado de la perfección musical-proceso que por cierto, lo vivieron varios otros genios durante la historia de la música- y en el que se busca pulir el diamante más valiosos dentro de los misterios de la música. Lo importante es, que lo que resulte al final -sea cual sea la manera en que se haya obtenido el resultado-sea digno de ser escuchado.
Por otro lado, el teorista Graham Wallas -creador del modelo de cuatro etapas del proceso creativo en la psicología (1926), afirmó que los procesos creativos comienzan con una parte consciente, seguida por una inconsciente para después llegar a un proceso de iluminación repentina (Wallas,192o6, citado por Lubart,2001). Esto quiere decir que todo creador pasa más o menos por el mismo proceso.
El matemático francés Henri Poincaré -en quien se inspiró Wallas-, lo explica de forma más clara en un ensayo que escribió en 1908. Poincaré explica que en la primera etapa de creación -descrita como preparación - se requiere de la educación que una persona ha tenido, además de sus habilidades analíticas para ser bien lograda y que en la segunda - descrita como incubación-, la mente continúa trabajando aunque se encuentre alejado del problema formando de asociaciones. Asegura Poincaré, que es en esta etapa en la que la mente selecciona las ideas más prometedoras y descarta las que no lo son. Finalmente en la tercera etapa-descrita como iluminación -la idea se abre paso a la conciencia y por último en una cuarta etapa-descrita como verificación- se reevalúa y refina la idea (Wallas, 1926, citado por Lubart, 2001).
Hay también quienes afirman que si se tiene mayor asociaciones sobre un tema en lo particular, se llegará a una conclusión más rápido, es decir, al encontrar similitudes en las estructura, rimas o palabras que estudiamos, estas pueden ayudarnos a llegar a una solución creativa más rápida (Mednik, 1962). Por lo que las asociaciones son vitales, ya que sin los elementos asociativos necesarios, no se podrá combinarlos para llegar a una solución creativa. Por ejemplo un arquitecto que no sabe de la existencia de un nuevo material, difícilmente logrará utilizar a este material creativamente (Mednik, 1962, p.222), por lo que el generar muchas alternativas distintas a un problema, es un tema clave para la creatividad ( Guilford, 1967; Khandwalla, 1993; Runco, 1991, citado por Mednik, 1962).
Finalmente hay artistas que con la idea de crear algo, irrumpen y optan por romper para crear, negar para transformar. El compositor alemán Helmut Lachenmann por ejemplo, en una de sus visitas y conferencias a Manhattan School of Music por el 2010, comentó que "Si estás en el paraíso y no comes la fruta prohibida, no podrás proclamarte artista", por lo que sugiere que para crear hay que innovar. No es sorpresa que varios jóvenes creadores han accedido al deseo de la subversión para tener su propia voz y técnica.
En suma, los caminos hacia la dicha iluminación repentina son varios y el viaje puede ser tan largo o corto como cada creador lo considere. Si se goza de una espontaneidad natural para obtener esta iluminación repentina, enhorabuena, si no es así, se tendrá que tomar el camino largo y tortuoso de la composición, que no es necesariamente el camino incorrecto, ya que es parte de la esencia de lo que hace al artista ser artista. Finalmente habrá varios artistas que opten por irrumpir y negar para crear, esto tendrá sentido si lo que se busca es encontrar una voz propia. El resto de los creadores tendrán que buscar la perfección constantemente, aunque esta nunca llegue. De este modo cada quien tendrá que elegir sus batallas y en esta búsqueda, esperemos dejar buena música en el camino.
Mednick, S. (1962)- The Associative Basis of the Creative Process. Psychological Review. The University of Michigan Vol. 69, No. 3, 220-232
Todd I. Lubart (2001): Models of the Creative Process: Past, Present and Future, Creativity Research Journal, 13:3-4, 295-308