“No debes morder la mano que te da de comer, salvo
que quieras poder alimentarte por ti mismo.”
Thomas Szasz
Las almas humanas encerradas en becerros, corderos y cerdos comienzan a sentir, en el umbral del matadero, una muy comprensible y nada reconfortante inquietud. La transición hacia la Nueva Europa, bendecida recientemente por la fogosa Hillary Clinton y conducida por la ex agente de la Stasi Angela Merkel, comienza a quitarse la careta y mostrar su auténtica naturaleza.
Del “voy a poner a España a trabajar” del ínclito mangante Aznar, claro responsable visible de la catastrófica burbuja inmobiliaria y del inicuo “pasar la página”, a la conversión de la mayor parte de los españoles en peonadas de la UE (en la línea diseñada por Hitler hace más de cincuenta años), trabajando el doble por la mitad, ha transcurrido apenas una década. Perros y lobos estrechan filas y aturden, con sus ladridos y disfraces cada vez menos convincentes, a los aterrorizados y estupefactos ceporros que atisban las torretas de vigilancia y las alambradas de una nueva e intensa servidumbre nada futura.
No va a ser fácil corregir el rumbo de la seudodemocracia franquista y va ser imposible lograrlo sin recurrir al derramamiento de sangre.
Un parado de larga duración (un año) puede “haber adquirido malos hábitos por no trabajar…”, asevera, ante un auditorio que le aplaude con frenesí, Ángel Gurría: Secretario de la OCDE y miembro del PRI mejicano. Respectivamente: una organización mundialista, vector del imperialismo más fraudulento, surgida al amparo del Plan Marshall en 1960 y una mafia político-criminal institucionalizada característica de una de las “democracias” más grotescas de la América hispana. Para entendernos: un malandrín cualificado. Casualmente tras él, durante su patética intervención, un retrato de un stajanovista ejemplar: nuestro nunca suficientemente loado y blindado Jefe del Estado.
Marina del Corral, Secretaria de Inmigración, nos informa de que “los jóvenes se van del país por impulso aventurero”. Ni su mirada ni su voz transmiten otra cosa que subnormalidad y mentira, pero esta es ya otra historia. Hoy la deficiencia mental se ha convertido, por arte de birlibirloque de fundaciones vinculadas a bancos, incluso en parámetro estético. El tipo humano que escala puestos en las diversas ramas, pública y privada, de nuestra oligarquía es cada vez de menor calado. A lo mejor hay que encauzar el espíritu de aventura en otra dirección y poner en vías de tránsito obligado, de neutralización, como se califica en el ámbito de Inteligencia, a unos cuantos miles de criminales encastrados en la política, el alto funcionariado y la sociedad civil (banqueros, empresarios y académicos escogidos a dedo; entre otros). Es cuestión de empezar a pensárselo pero sin tardar mucho en decidirlo.
Cierto que miles de esbirros están dispuestos a patear y aporrear a jóvenes o ancianos indefensos, también a incentivar, como agentes provocadores, la violencia en manifestaciones pacíficas, pero este problema tan humano se ha solventado siempre cortando algunas cabezas y paseándolas en picas por las calles. Después se produce la quita clandestina y rápida de uniformes y la huida camuflada. La combatividad de tan ínfimos representantes del género humano es menor de lo que aparentan sus autorizados desmanes difundidos en las cadenas de TV con la finalidad de atemorizar y disuadir a los ciudadanos a luchar por sus derechos.
No es posible acometer proceso constituyente alguno sin una operación decidida y muy intensa de “manos limpias”, imposible en la actual circunstancia donde no solo el Poder Judicial no es independiente, sino donde los miembros mayoritarios de este “poder” están vinculados a las organizaciones básicas de la criminalidad institucional: los partidos políticos. Tampoco hay que obviar el hecho de que los usurpadores que gobiernan actúan hace ya tiempo como sátrapas del poder residente en Bruselas cuya finalidad, nada enmascarada ya con los actuales “ajustes” y “rescates”, es sumir a los “pueblos inferiores” del Mediterráneo en la servidumbre más implacable. Todo ello bendecido por la tecnoctrónica y leviatanesca democracia imperial norteamericana, que necesita una Europa dispuesta a abalanzarse con ella contra sus adversarios geopolíticos en el Oriente Medio y el Extremo Oriente. Y por el pederástico Vaticano, que piensa pescar en aguas revueltas y en la pobreza más sardinas para su negocio de milenios.
Nuestro usurpado Estado es una cleptocracia, dependiente de una plutocracia más vasta: el mega estado europeo en construcción, el Cuarto Reich, una parte destacada de la trama mundialista auspiciada con finalidades de control planetario por el capital financiero. Lo que William Engdahl llama una “full spectrum democracy”.
La velocidad de desgaste de los regímenes oligárquicos es mayor de lo que se piensan sus protagonistas, que en su ceguera se piensan élites aristocráticas. La deriva hacia la tiranía y el uso de tácticas oclocráticas en sus momentos terminales son también una característica del modo que tienen sus élites de jugársela a sus sufridas poblaciones. Acciones de falsa bandera, crímenes y latrocinios de Estado, uso sistemático de la propaganda más zafia e incitación a la guerra de todos contra todos son parte, junto con una cada vez más íntima simbiosis con el crimen organizado, del coro que acompaña al saqueo indiscriminado y la devastación estética y cognitiva. Los altavoces durante esta etapa hablan de “solidaridad” y “de consenso “ de un modo empalagoso como lo hace Juan Luis Cebrián, arquetipo del oligarca transicional, reclamando, en la respuesta dada en la RAE al ingreso de otro turiferario, el consenso como herramienta imprescindible para resolver la actual crisis política. Pero la contradicción con la aberrante realidad sólo incrementa la afrenta y comienzan a afilarse, en las mentes más diversas, dispersas y cualificadas, los instrumentos que darán fin a la trama. La acción contundente se va haciendo ineludible y suele ir preludiada por golpes de estado ad hoc que pretenden vender al pueblo que los propios criminales son los más adecuados para devolver el orden, mediante la autoatribución del poder absoluto, a las sociedades que han corrompido. Como música de fondo, y para aletargar a los más jóvenes del redil, se proponen: democracia electrónica sin líderes, asambleas de baratillo repletas de agitadores profesionales y lumpen, huertos en las terrazas…
Finalmente: Ulises o los persas, en el momento más inesperado, ponen a los Pretendientes y a Nínive en su sitio y el fuego y el hierro privan a la tierra de la presencia de unos cuantos millares de alimañas. Entretanto nuestro sistema predica: olvidate del fuego, lo importante es que no se vea el humo 1 (El Roto).
Frank G. Rubio
1 Un ejemplo concreto: la medida aberrante y arbitraria de excluir a las supuestas maltratadas del pago de las tasas judiciales. Otro, también relacionado con el nada independiente Poder Judicial, la cólera impostada de algunos jueces, “progresistas” se dicen, por el indulto a los “mossos” a pesar del silencio que mantienen día a día ante numerosos desafueros que impregnan la vida de los ciudadanos comunes en el contexto de su sesgada y deficiente práctica.