Revista Opinión

Promesas políticas

Publicado el 13 julio 2017 por Jamedina @medinaloera

Promesas políticas

Jorge Aristóteles Sandoval Díaz.

Entre las promesas que hizo en campaña electoral el actual gobernador de Jalisco, Aristóteles Sandoval Díaz, destaca la de no inundar tres poblados de la Región de Los Altos con la construcción de la presa “El Zapotillo” que pretende dar agua a León, Gto., ya que, según decía, primero y antes que todo están los intereses de Jalisco.

Hace unos días, el propio gobernador manifestó en acto público (por cierto, muy controvertido) que esta promesa no podrá ser cumplida, porque en aquel tiempo de campaña no disponía él de los datos técnicos necesarios para tomar una decisión correcta, y además porque era otro el contexto en el que entonces se discutía este problema.

Muchas promesas incumplidas
Tal decisión no extraña a la ciudadanía jalisciense, puesto que ésta es apenas una de las muchas promesas que no han cumplido los políticos. Por ejemplo, el actual gobernador prometió en campaña no vivir en la residencia oficial de Casa Jalisco, y ahí vive sin que nadie le moleste.

¿Cuáles han sido las reacciones de la ciudadanía ante la decisión del Ejecutivo estatal sobre “El Zapotillo? Pocos le han dado la razón, diciendo al viejo estilo que “es de sabios cambiar de opinión”. En su gran mayoría, la gente no admite que los políticos incumplan sus promesas, trátese de quien se trate.

En efecto, el político debe cumplir lo que promete, así sea de lo más difícil, porque no se vale engañar a la gente con falsas promesas, sólo para ganar votos, y una vez logrado el cargo al que aspira, olvidarse de la cuestión. Esto no revela otra cosa que falta de previsión y de honestidad.

En el caso de “El Zapotillo”, en los tiempos de campaña de Aristóteles, él conocía bien cuáles eran las condiciones técnicas de la obra, de suerte que no podía engañarse. Por eso ofreció que no habría inundaciones de poblados. Si después entraron otros intereses en juego, su deber es explicarlos de manera muy convincente ante la opinión pública.

Los políticos, ya de por sí bastante afectados por la fama de corrupción, se encuentran ahora ante la obligación de demostrar que todo es transparente, que no hay forma alguna de relacionar sus cambios de opinión con corruptelas de ninguna especie.

Necesitamos políticos serios
Es evidente que Aristóteles no puede salir bien parado de esta situación. Pesa sobre él, en primer lugar, la opinión general de que no cumple lo que promete.

Mucho se ha insistido en que las promesas de los políticos deben constar en actas ante notario, para evitar situaciones como la que ahora se presenta. Ojalá que en las próximas contiendas electorales se pueda hacer algo al respecto.

En esencia, necesitamos políticos serios, que nunca prometan lo que no puedan cumplir, para lo cual deben estudiar con detenimiento las condiciones geográficas, históricas, políticas, económicas, sociales y culturales del territorio que pretenden gobernar, y en el caso en que eventualmente deban cambiar de opinión, lo menos que se les puede pedir es que justifiquen ampliamente su nuevo criterio.

javiermedinaloera.com

Articulo publicado por el semanario Conciencia Pública en su edición del domingo 9 de julio de 2017.


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