La Organización Mundial de la Salud ha autorizado el uso de una droga, el misoprostol, con la esperanzas de salvar las vidas de cientos de madres; pero sin tener en cuenta que también será utilizada para matar a, quizás, millones de niños por nacer. El misoprostol se usa para ayudar a detener el sangrado durante el parto, que es la principal causa de muerte materna, pero también puede ser empleado para provocar abortos caseros, que son muy peligrosos, particularmente en áreas rurales que carecen de asistencia médica primaria o de emergencia.
Tanto la OMS como Gynuity Health Projects, organización que procuró dicha aprobación, promueven el uso de mispoprostol para abortos fuera del ámbito hospitalario. Los ensayos realizados en Vietnam incluyeron a 1734 mujeres, y sus abortos inducidos con misoprostol son provocados hasta los 63 días de embarazo. Gynuity está trabajando para oponerse a la idea de tratar al feto como un ser humano. La idea de la OMS es legalizar la droga para el uso sin supervisión médica y que esté disponible en farmacias de todo el mundo.