Revista Cultura y Ocio

Pronóstico reservado para las salas de cine

Publicado el 14 enero 2021 por María Bertoni

El Ministerio de Cultura de la Nación difundió a principios de esta semana el Protocolo General para la Reapertura de Salas y Complejos Cinematográficos, que todo exhibidor deberá implementar una vez que la jurisdicción donde opera haya tramitado la autorización correspondiente ante la Jefatura de Gabinete. El documento elaborado por empresas, sindicatos, asociaciones y demás entidades del sector consigna medidas destinadas a cuidar la salud de empleados y espectadores contra el coronavirus.

Córdoba se destaca entre las provincias que ya habrían realizado las gestiones pertinentes; por lo pronto nuestra prensa anunció –también días atrás– la reanudación de funciones presenciales en el territorio gobernado por Juan Schiaretti y, paradojas de nuestro país, notablemente afectado por el rebrote veraniego de contagios. Algunos medios porteños contrastaron la celeridad mediterránea con cierta inacción observada en el Área Metropolitana de Buenos Aires.

Entre las medidas que conforman el flamante protocolo, las siguientes apuntan a cuidar a los espectadores:

♥ El personal de limpieza deberá higienizar y sanitizar las salas antes y después de cada función. Al término de las proyecciones de películas 3D, también deberá desinfectar los anteojos distribuidos entre el público.

♥ Cada complejo y/o sala deberá establecer un cronograma de funciones que minimice la congestión de público a la hora del ingreso y egreso del público, y que contemple la cantidad de tiempo necesario para la higiene y desinfección del recinto.

♥ En los establecimientos con características arquitectónicas favorables, las puertas de las salas –incluidas las salidas de emergencia– deberán mantenerse abiertas entre funciones al menos diez minutos… o lo que determine la autoridad jurisdiccional competente. Si este método de ventilación natural es impracticable, se deberá renovar el aire por medio del sistema de filtrado.

♥ En líneas generales el esquema de ocupación de butacas debe respetar una distancia mínima de 1,5 metros entre asientos, así como el criterio de Burbuja social de recreación, que habilita butacas contiguas para las personas que concurren juntas a mirar una película (no más de seis amigos/familiares por burbuja).

♥ El sistema de venta de entradas en boleterías y online deberá tener presente la exigencia de dos butacas libres en los extremos de cada burbuja, e inmediatamente delante y detrás de cada asiento ocupado.

♥ Las salas y complejos harían bien en operar con la mayor cantidad de sistemas de pago virtual para reducir –si fuera posible evitar– la manipulación de billetes.

♥ Por su parte, los espectadores deberán usar barbijo, salvo mientras ingieran algún alimento o bebida, y respetar la distancia social dentro de la sala y dentro del establecimiento. Al momento de retirarse, harían bien en llevar sus desechos personales y arrojarlos en los cestos de basura correspondientes.

El protocolo admite actualizaciones según mejore o empeore la situación epidemiológica de cada jurisdicción. La cantidad de butacas habilitadas y su disposición figuran entre los primeros parámetros susceptibles de cambio.

Algo de esto sucedió con la Guía Sanitaria de Reapertura que la Federación Nacional de Exhibidores Cinematográficos de Francia elaboró a mediados de 2020, cuando el Presidente Emmanuel Macron decretó el fin del confinamiento ante la ilusoria retirada del COVID-19. La versión original era bastante más permisiva que nuestro protocolo (por ejemplo, autorizaba al espectador a quitarse el barbijo durante la proyección, mientras estuviera mirando la pantalla) pero, ante el rebrote de contagios, terminó incorporando enmiendas restrictivas (por ejemplo, revirtió aquella concesión y redujo de nueve a seis la cantidad de integrantes de la burbuja social de recreación).

En el hexágono europeo las salas de cine abrieron el 22 de junio y volvieron a cerrarse el 29 de octubre ante una segunda ola de coronavirus. El 10 de diciembre, el gobierno galo anunció su intención de volver a habilitarlas el 7 de enero pero ese día el Primer Ministro Jean Castex comunicó la decisión oficial de no innovar.

También en diciembre pasado, el Centro Nacional del Cine y la Imagen Animada –más conocido por su sigla CNC– publicó un informe sobre la asistencia a salas y complejos durante los cuatro meses de gracia. Cuando compararon las cifras obtenidas con datos promedio del período 2015-2019, los autores del estudio observaron que la cantidad de películas exhibidas disminuyó un 12 por ciento, que éstas se mantuvieron en cartel una semana más que de costumbre, que la cantidad de espectadores cayó un 51 por ciento y la recaudación por venta de entradas, un 62 por ciento.

La referencia francesa disminuye el entusiasmo que la presentación del Protocolo General para la Reapertura de Salas y Complejos Cinematográficos provocó en los argentinos hartos de mirar películas en las pantallas de algún televisor, computadora, tablet o teléfono inteligente. De hecho, la exhibición tradicional se revela vulnerada, no sólo por las dentelladas del –hasta ahora irreductible– virus pandémico, sino por el aparente triunfo comercial y cultural de la alternativa online.


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