Provisionales para siempre

Se cumplen estos días 20 años de la apertura del que hoy es el mayor campo de refugiados del mundo, el de Dadaab, en Kenya, donde viven ahora 300.000 personas y tres generaciones de refugiados, principalmente somalís que huyeron en su día de la guerra civil de 1991. El campo, preparado inicialmente para 90.000 personas, recibe cada mes unos 5.000 nuevos refugiados desde la frontera de Somalia. Los somalíes son la tercera población refugiada del mundo, por detrás de afganos y palestinos.

Al igual que ocurre en este campo del noreste de Kenya, lo provisional se instala aquí también, en este primer mundo de refugiados de primera fila, para quedarse por siempre. La crisis ya está a punto de perder su carácter cíclico y pocos recuerdan que las crisis han sido siempre provisionales, menos aún cuando amenaza con empalmar de forma mágica con la siguiente que, si los cálculos no me fallan, será allá por 2023. Las medidas excepcionales que han acabado de un plumazo con derechos históricos de los trabajadores también se han instalado para quedarse. Tanto, que hoy en día ser mileurista (antes sinónimo de precariedad) ahora es un privilegio no al alcance de todos. Faltan ideas a aquéllos a los que pagamos para que las tengan, falta voluntad y, sobre todo, diversidad de puntos de vista.

Los pesticidas empleados para acallar las voces disonantes que perturban los mercados bien podrían ser la causa de la desaparición de las abejas, hacendosas, inteligentes, organizadas, limpias, altruistas,… adjetivos que parecen esfumarse también con ellas. Sin abejas, va a ser todavía más difícil llevar a cabo la biodiversidad necesaria para reactivar este desierto. Se impone ahora el cultivo único de ideas a base de transgénicos suministrados por multinacionales sin escrúpulos, que también están aquí para quedarse.