Cuando el reloj de la Puerta del Sol marcó el inicio del nuevo año hace 17 días, numerosas mentes españolas elucubraron propósitos de lo más variopinto: cuidar bien de la pareja, de nuestros mayores y/o de los hijos; apuntarse al gimnasio, perder unos kilitos; encontrar un buen trabajo, mejor aún si incluye un buen sueldo; dejar el tabaco o alguna otra adicción, e incluso ser feliz.
En esta entrada propongo que nos propongamos otro tipo de proposiciones. Porque eso de cuidarse, mostrar amor a la familia y enfrentarse a los propios problemas está muy bien, pero también hemos de enriquecer nuestras almas. Y donde digo alma, puede leerse neocorteza cerebral o lo que se prefiera en cada caso. Porque si no te culturizas, al final acaba el año y te das cuenta de que no has hecho más que trabajar y disfrutar de la vida. Y eso es algo muy triste.
Iré actualizando los distintos epígrafes con un pequeño comentario para cada objetivo.
I. Leer, al menos, 17 libros a lo largo de 2017. Narrativa, ensayo, lírica: vale todo.
- Reflejos de absenta, de Alexis Falkas. Me tocó en un sorteo y a Fortuna no se le hace un feo. Una novela indie muy ágil sobre un escritor que escribe sobre un escritor que resulta que en realidad es… Ahí lo dejo. Disfruté particularmente el final, una sucesión de giros argumentales hasta la última página.
- (Continuando con The Hitchhiker’s Guide to the Galaxy)
II. Visualizar, al menos, 17 largometrajes a lo largo de 2017. Comedia, drama, suspense, documental: vale todo.
- Vaiana, dirigida por Ron Clements y John Musker. Disney lo ha vuelto a hacer. La Frozen tropical presenta a una princesa valiente, independiente y heroica, entre canciones pegadizas (¡una de ellas está parcialmente en tokeluano!) y una calidad visual impecable.
III. Terminar, al menos, 17 videojuegos (con desenlace) a lo largo de 2017. Aventura, rol, acción: vale todo.
- Life is Strange, dirigido por Michel Koch y Raoul Berbet, con una meritoria banda sonora compuesta por Jonathan Morali. La aventura desarrollada por Dontnod y publicada por Square-Enix involucra puzles, viajes en el tiempo y personajes memorables, llegando a lo psicodélico al final.
- (Continuando con Bravely Second)
IV. Escuchar, al menos, 17 álbumes de música a lo largo de 2017. En este caso, no me atrevo a concluir que valen cosas como: Es el baile del verano, con la Leti, tiki taka, tiki taka.
- Slaves and Masters, de Deep Purple. Considerado generalmente uno de los peores discos de los ingleses, ha tenido, a mi juicio, una valoración injusta. Puede que no tenga la voz que esperas (Joe Lynn Turner, de Rainbow), ni la contundencia que esperas de DP, o que las letras sean banales. Yo… he disfrutado escuchándolo.
V. Asistir a, al menos, 17 seminarios de ciencia o humanidades, exposiciones en museos o foros, visitas a ciudades desconocidas hasta el momento o cursos no obligatorios.
- Quantum Mechanics of Molecular Structures, impartido por Kaoru Yamanouchi. Un curso que ha mejorado sustancialmente mi interpretación de espectros de absorción en las regiones IR y visible. También me ha hecho descubrir la difracción de electrones, cuyos patrones de interferencia son inesperadamente divertidos.
- ¡Sorpréndeme!, una exposición de Philippe Halsman en el CaixaForum de Madrid. El talento, la lucidez, el sentido del humor y el afán de trabajo del fotógrafo, en efecto, me sorprendieron. Ingeniosas imágenes de Salvador Dalí, Fernandel, Audrey Hepburn, Marilyn Monroe y Alfred Hitchcock, entre otros inmortales.
VI. Asistir a, al menos, 17 espectáculos: danza, teatro, música. Los ensayos de funciones teatrales, los monólogos y los conciertos quedan incluidos.
VII. Leer, escuchar o visualizar, al menos, 17 artículos, entradas de blog, podcasts o conferencias: de investigación, de divulgación científica, de cualquier rincón de la physis donde alcance la sophia y podamos expresar mediante el logos.
- Study of thermodynamic properties of various allomorphs of cellulose, de Michael Ioelovich en ChemXpress. Hilando muy fino, el autor aborda la entalpía de formación estándar y la energía libre de las (no muy) distintas formas cristalinas que adopta la celulosa.
Tengo además otros objetivos personales, difícilmente extrapolables. Quiero publicar o comunicar, al menos, 17 contribuciones científicas de cualquier tipo y formato (no necesariamente artículos). Quiero publicar la tercera parte de «El mundo del interior de la tostadora». Quiero terminar la tesis y obligar a todo el mundo a llamarme «doctor».
Y este blog recibirá, al menos, 17 entradas a lo largo de 2017.