Revista Cine
El Precio de las palabras
El viento frío me dio la bienvenida esa noche al salir del edificio, las viejas farolas de las calles iluminaban la atmósfera nocturna haciéndola parecer más misteriosa, la espesa neblina indicaba la hora tardía y el frío no te helaba la piel sino los huesos. Me recoloque la gabardina y comencé a recorrer el corto espacio hasta la Avenida 8B, los tacones de 10cm hacían un ruido más bien sordo en el viejo pavimento. Estaba nerviosa, respiraba cada vez más deprisa y mi mirada se dirigía inevitablemente sobre mi hombro tratando de ver entre las sombras aquello que me seguía; sabía que algo estaba detrás de mí y no me equivocaba, mi madre solía decir que debemos seguir nuestros instintos y no seguir la oscuridad. Bien, se que en estos momentos estaría decepcionada de mi egoísta y ambiciosa actitud, muchas veces no calculamos bien el precio de nuestros sueños y nos adentramos de cabeza en ese mundo oscuro que no alcanzamos a entender y que sin clemencia nos quitará todo.
Tenía 25 años y era el típico ratón de biblioteca, cabellera roja sin gracia y ojos verdes pálidos, mi cara inundada de pecas era mi terror visual cada mañana, mi poco convencional dispositivo de audición era mi fuente principal de lágrimas, humillación y pena durante toda mi vida. Era una alumna promedio sin muchas virtudes o defectos, obtuve un diplomado en letras sin muchos elogios, fué luego de leer Jane Eyre que decidí ser escritora. No me iba bien, los editores al ver mi ugly look me cerraban la puerta en las narices y otros simplemente, me ignoraban sin mirarme mientras sentada en sus despachos trataba de venderles mis novelas de romance . La mayoría decía que eran demasiado deprimentes, sin brillo, sin chispa, que lo de moda eran los vampiros y los seres sobrenaturales enamorados de chicas humanas simplonas o rebeldes.
Un tal Sr Carlfield me dijo una vez : __ Para escribir novelas exitosas sobre este género debe Ud. SER sexy o interesante Srta. Kate; pero me temo que no es su caso, así que, ¿por qué no intenta otro oficio más acorde con sus condiciones “especiales”?.
Lloré durante toda la tarde y contemplé con completo desprecio el trabajo de toda mi vida; en un momento de ira juré que daría lo que fuera por ser hermosa y exitosa sin importar el precio que fuera. Jamás pensé, que en algún lugar me escucharían, que serian los oídos equivocados y mucho menos que el precio sería tan alto.
Me desperté a las 3am exactamente, un ligero olor a humo se extendía en el ambiente, por un instante creí que era un incendió pero al no encontrar nada en mi pequeño apartamento abrí la puerta del pasillo, había un pequeño perro negro que sin esperar más me empujó y entró. Cerré y fui a buscar algo con que amenazarlo y sacarlo deprisa, la Sra Tompson dueña del edificio, no toleraba inquilinos con animales. Al volver, escoba en mano me encontré con un hombre embutido en un traje negro, su hermosura me dejó sin respiración el color de sus ojos parecían de fuego, su cabello era tan negro como las alas de un cuervo y su maldad saturaba el ambiente, me miró y dijo.
__ Sé cuan infeliz y miserable es tu vida Kate, que pasas las noches solitarias tratando de crear en tu corriente cerebro un Bestseller que cambie tu vida, te he estado observando y he oído tus quejas, pero – curvó sus labios en una cruel sonrisa –¿Cómo lograras hacerlo sin tan siquiera puedes oír las esplendorosas notas de Mozart para inspirarte?, yo sin embargo puedo hacerte una oferta irresistible, deja caer unas gotas de tu sangre sobre esto – me extendió un pergamino – te daré veinticinco años y serás la escritora más famosa y hermosa jamás conocida Kate. El día en que cumplas cincuenta años vendré por mi pago.
No lo pensé, solo lo hice, tuve todo lo que el prometió. Vendí mi vida por palabras en un pedazo de papel para que le gustaran a millones de personas que ni siquiera conozco, tengo un cuerpo que ningún hombre amará, que no come, no duerme, es una cascara vacía.
Faltan quince minutos para que sea seis del mes seis, día de mi cumpleaños, acabo de salir de una iglesia y de confesarme. Dejé en el altar un pequeño diario con mi experiencia, tal vez alguien lo leerá y por fín seré lo que en vida no fuí. Sé que ese perro de ojos fuego que me sigue está aquí para cobrarme el trato con que marque mi destino esa noche, tengo miedo pero no hay vuelta atrás nada podrá salvarme.
Él viene a cobrar el precio de la palabra.
Se les quiere.-
Nyra