Hoy en día un test de embarazo es una prueba rápida y sencilla que se basa en la detección de la hormona Gonadotropina Coriónica Humana, a través de la orina, ofreciendo un resultado con una fiabilidad que ronda el 99%. A todo esto hay que añadir que se puede adquirir fácilmente en cualquier farmacia. Evidentemente no tienen nada que ver los actuales test de embarazo con las pruebas antiguas de embarazo, algunas tienen una base científica.
Hablando de las pruebas historicas de embarazo se puede citar la prueba de la rana, test famoso en la década de los 60 y quizá el que más se acerca a los actuales tests. Se inyectaba un poco de orina bajo la piel de una rana, si la orina contenía la hormona Gonadotropina Coriónica Humana, se estimulaba la ovulación del anfibio y en unas 14 horas empezaba a desovar, se consideraba que la prueba era positiva y la mujer estaba embarazada.
La prueba del trigo y la cebada es curiosa, era originaria del antiguo Egipto, las mujeres orinaban sobre las semillas durante varios días y dependiendo del tipo de semilla que germinase, el bebé sería un niño (cebada) o una niña (trigo), si no germinaba ninguna, no estaba embarazada. Se podría creer que esta prueba no tenía base científica y más que una prueba de embarazo parece un test para conocer el sexo del bebé. Sin embargo, en la década de los 60 un laboratorio descubrió que el 70% de la orina de las mujeres embarazadas germina, por tanto sí es una prueba de embarazo aunque con un grado de fiabilidad más reducida.
El test o prueba de la cebolla era habitual en la antigua Grecia, Hipócrates, una de las figuras más destacadas de la historia de la medicina, consideraba que con la introducción de una cebolla en la vagina de la mujer se podía saber si estaba embarazada. Al parecer, tras introducir la cebolla había que esperar una noche, si al día siguiente la cebolla conservaba su sabor es que estaba embarazada.
Para determinar el embarazo se han llegado a realizar pruebas y observaciones muy curiosas, en China se tomaba el pulso a las mujeres para diagnosticar el embarazo, en el Imperio Romano se determinaba la gestación cuando una mujer se comportaba de forma atolondrada, en Francia vertían vino en la orina y si ésta se enturbiaba, era signo de embarazo. Retrocediendo un poco más y adentrándonos en la Galia, a una mujer se le daba sandía triturada mezclada con leche materna, si la mujer vomitaba el brebaje es que estaba embarazada, si por el contrario sufría flatulencias, el resultado era negativo.
Orinar en un vaso y añadir dos gotas de aceite era otro método utilizado en la antigüedad, si las gotas se atraían y fundían en una sola era signo de embarazo, si las gotas se mantenían separadas, no se había logrado la concepción. Esta prueba es similar a la de la rana, en la década de los años 20 en Alemania, se inyectaba una pequeña cantidad de orina en ratas hembra dos veces al día durante tres días. Se esperaban unos cuatro días y se procedía a sacrificar a los roedores para inspeccionar los ovarios, si su tamaño era más grande de lo normal se determinaba una posibilidad de un 80% de embarazo.
Otra prueba curiosa era ofrecer a la mujer una pócima de hidromiel (agua y miel) antes de ir a dormir, a las mujeres embarazadas les producía dolores, a las no embarazadas un descanso agradable. Algunas pruebas son demasiado extravagantes y muy poco creíbles, en el Reino Unido y concretamente en el siglo XVII, un médico explicaba que tras el acto sexual, si la mujer se sentía más satisfecha de lo habitual es que se había quedado embarazada. Otra prueba curiosa, introducir un cerrojo en un recipiente con orina de la mujer y esperar cuatro horas, posteriormente había que tirar la orina, si el cerrojo dejaba una marca en el recipiente, premio, la mujer estaba embarazada.
En Francia, en el siglo XIX, un médico afirmaba que entre las 6 y 8 semanas del embarazo, el cuello uterino, los labios y la vagina adquirían un tono azulado o amoratado, la causa era el flujo sanguíneo y prueba inequívoca del embarazo. En el antiguo Egipto se realizaba una prueba bastante extravagante, se sujetaban los dedos y se apretaban los brazos de una mujer, si la cara se volvía verde o sentían en sus manos el latido del corazón, era signo de embarazo. Aunque no lo parezca, la lista es realmente amplia y cada cultura y civilización tenía sus métodos, podéis leer algunos de estos métodos en este artículo. Este es un pequeño repaso, pero prometemos un próximo post por orden cronológico y detallando todos aquellos tests de embarazo que nos han resultado curiosos.
Vía | El Nacional
Foto | Insecta 62
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Pruebas antiguas de embarazo