Revista Psicología

Psicoanálisis, lo que descubrimos más allá del diván

Por Yanquiel Barrios @her_barrios
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Las interpretaciones que se producen saliendo del consultorio suelen ser las más efectivas. Los pacientes coinciden en que llegando al final de la sesión aparecen las asociaciones más importantes. Significa que se ha tocado algo nodal, algún significante ha logrado al menos rozar algo del goce en juego. Esta sensación de corte, justo cuando se está a punto de descubrir algo importante, es un buen signo de trabajo analítico. Sin embargo, hay que estar preparado como analista para recibir lo espontáneo, las asociaciones o incluso los pequeños acting que se suelen dar de camino a la salida, por ejemplo al abonar la sesión (al final de la misma) pero también en la puerta, se abren paso significantes en forma de tropiezos, fallidos o confusiones que vienen solos. Sorprenden al paciente y al analista. Hay que tener cintura e ingenio, para asociarlos al tema que se trabajó en la sesión, y devolverlos al paciente re significados para que siga pensando. Y anotar, ya que tarde o temprano esto retorna de otra forma, porque abre una nueva vía de asociaciones inconscientes.

Estas pequeñas experiencias, son como pequeños hallazgos, efectivamente hay un encuentro, se actualiza una pérdida. Algo de lo reprimido se hace presente, se actualiza. Puede ser bajo la forma de un recuerdo o de un simple comentario, conectado con algo que está pasando al salir. Puede ser la observación de un detalle del consultorio, o del pasillo, o una persona que se cruza en el camino, un perro, cualquier cosa de repente si se ha trabajado en sesión es asociable. Es increíble como casi cualquier cosa que ocurra fortuitamente será material de asociación, porque algo de lo inconsciente que busca salir encuentra su acceso por sí mismo. Se sirve de lo que está a la mano en la realidad para darse a la luz. Como el agua, que pasa por cualquier lado. La plasticidad del significante y la represión van de la mano. Y el efecto de sujeto es concomitante al decir fallido, al decir espontáneo.

Algunos ejemplos, uno que me llamó la atención, que no pude "agarrar" en el momento es una confusión de referencia espacial. Al ingreso el paciente, cruza un sendero a cuya izquierda hay un banco de parque, similar a los que se observan en las plazas, ya que está en un pequeño jardín. El banco siempre está fijo, ya que es muy pesado, es imposible moverlo. Sin embargo, una vez concluida la sesión lo acompaño hasta la puerta de la calle, y mientras cruzamos el sendero me pregunta si cambian el banco de lugar. ¿Mueven el banco de lugar? Solo pude responder: El banco está igual, nosotros nos movemos, Más tarde pensando sobre este paciente y su síntoma, así como las asociaciones de la hora previa, mi respuesta debió ser otra. Ya que había estado hablando de sus piernas por un dolor que tiene, y de llegar lejos en sentido metafórico aludiendo al trabajo, de irse o quedarse, moverse o estar quieto, me hubiera gustado decirle: Tiene patas pero no se mueve. Pienso que hubiera tenido más efecto.

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Otra vez, pasó que una paciente entró acalorada al consultorio como siempre, es verano, tengo el aire encendido adentro, por lo que se refrescó bastante en la sesión, pero al salir, antes de dejar el consultorio dijo: Ahora volver al horno, lamentándose. Tomé mi consejo de no dejar pasar esos comentarios y enseguida lo remití al tema de fondo, la salida exogámica, ya que las últimas sesiones habían estado girando sobre el tema de irse de la casa de los padres, irse a vivir sola, con idas y vueltas, culpas, miedos, peleas, y todo lo que suele despertar este momento de despegue en la vida de una persona. Entonces pude responder con su propio material de análisis algo que la hizo reír mucho: A veces un golpecito de horno no viene mal, remitiendo su frase a un plano culinario. En su familia son panaderos, es como si le hubiera dicho que está un poco verde, pero la realidad es que el resto de las asociaciones le pertenecen, y el efecto se suele ver en la sesión siguiente.

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La última tiene que ver con una falla del analista, a veces el analista interpreta fallando, a través de su propio inconsciente, de su propio error o de su propia falta, por así decir. Me pasó con un paciente que venía hablando de que no le gusta que le impongan las cosas, que siente que le imponen cosas, sobre todo su mujer y que esto le disgusta. Al finalizar la sesión le cobro un aumento que no le había informado. Cometí un error, ya que antes de cobrar un aumento debo informarlo al paciente con un mes o al menos una sesión de antelación. En este caso fue un claro error de mi parte, me equivoque de tarifa. Enseguida me di cuenta y lo reparé, aunque él insistió en abonar igual la diferencia y terminé aceptando. El caso es que a partir de esta falla, el paciente desplegó en las sesiones sucesivas cuestiones más importantes. Mi falla tocó algo de lo real que empezó a procesar las sesiones siguientes. Mi inconsciente estaba a tono con el suyo y por eso es que tuvo efectos positivos en la terapia. Por supuesto no se trata de cometer errores, sino de advertirlos, repararlos y tomarlos como significantes del discurso del paciente para seguir trabajando.


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