Si sigue alguien por ahí, quiero que sepa que no estamos muertos, que estamos descoordinados. Tras más de dos meses de ausencia creo que es hora de retomar el blog.
Tengo que decir, que tras tanto tiempo sin publicar nada, me sorprende que el número de seguidores siga aumentando. Gracias, gente.
Y que mejor vuelta, que revisando una de las películas más famosa de todos los tiempos. Así, a lo grande.
Si entre los presentes queda alguien que no haya visto Piscosis, que vaya a verla, le esperamos, porque aquí va a haber SPOILERS.
La que con toda probabilidad, sea la película de terror más influyente de la historia para Alfred Hitchcock fue un lienzo donde experimentar con la técnica. Y es que, esta película rodada en 1960, el propio Hitchcock la califica como su película más experimental.
Psicosis y, más tarde, Los Pájaros (The Birds) en 1963, fueron películas con las que el maestro del suspense se propuso experimentar con la técnica para adaptarse a las exigencias de un nuevo público, ávido de más realismo y menos mojigatería.
Psicosis cuenta la historia de Marion Crane, una mujer que trabaja como secretaria y que está enamorada de un hombre casado, con el que tiene encuentros esporádicos en hoteles. Hitchcock nos la presenta en un hotel de Phoenix, a las tres menos diecisiete de la tarde. El director, acostumbrado a abrir sus películas con un plano de exposición de lo más lejano a lo más cercano sintió la necesidad de mostrarnos la ciudad y la hora exacta del momento, las tres menos diecisiete, para mostrarnos que Marion, sustituye su hora de almuerzo por acostarse con su amante. Janet Leigh aparece en sujetador, John Gavin con el torso desnudo.
Esta escena, que hoy nos parece trivial, en 1960 no lo era tanto.
Cuando Marion vuelve a la oficina en una inmobiliaria, su jefe aparece y le encarga que lleve al banco cuarenta mil dólares. Pero el dinero nunca llega a ser ingresado en el banco. Marion ve la oportunidad de fugarse con su amante. En su fuga, es perseguida por un agente de policía e incluso tiene que cambiar de coche.
Por la noche diluvia y decide hospedarse en un hotel, el de Norman Bates, un tipo simpático y tímido. Atiende el hotel, es taxidermista por afición y cuida de su madre enferma.
Ahora todos conocemos la famosa escena del asesinato en la ducha, a algunos les sonará de oídas el nombre de Norman Bates como psicópata aún sin haber visto la película. Pero cuando la película se estrenó quien se iba a esperar un asesinato tan inesperado, tan brutal y tan pronto de la protagonista de la película.
Hasta el momento en que asesinan a Marion en la ducha, lo normal hubiera sido esperar el desenlace de la historia de una chica que roba cuarenta mil dólares. Hitchcock hace especial hincapié en la cifra y en el policía que sigue a Marion. En definitiva, en la historia del robo. La gente esperaba saber que pasaría con la chica, nadie esperaba que una anciana la acuchillara en la ducha.
Los chirriantes violines de la famosa banda sonora del habitual de Hitchcock, Bernard Herrmann, acompasan el ritmo de cada cuchillada.
Entonces oímos a Norman Bates gritándole a su madre que "hay sangre".
Vemos a Norman limpiando la escena del crimen. Mete el cadáver en el coche y lo llevo a un río. Sabemos que se ha cometido un asesinato, y que hay un cadáver dentro del maletero del coche y, sin embargo, cuando el coche para de hundirse y, por un momento, parece que quedará fuera del agua, una parte de nosotros desea que se hunda de una vez. "Es un instinto natural" dijo Hitchcock.
Nunca antes, un personaje protagonista había muerto tan pronto en una película. Y, sin embargo, a partir de aquí comienza la verdadera película. Hitchcock juega a despistar al espectador durante todo el metraje: "Usted sabe que el público intenta siempre anticiparse a la acción, adivinar lo que va a pasar, y le gusta decirse: "Ah! ya sé lo que va a pasar ahora". Por tanto, no sólo hay que tener esto en cuenta, sino dirigir los pensamientos del espectador". (El cine según Hitchcock)
Por eso, por ejemplo, cuando Norman Bates sube las escaleras de la casa para convencer a la madre de que tiene que llevarla al sótano se las arregla para que el espectador, ocupando toda su atención en la conversación de Norman y su madre, no se de cuenta de que mientras escucha, la cámara a cambiado de posición en un golpe maestro: "Elevé la cámara cuando Perkins sube la escalera. Entra en la habitación y no se le ve, pero se le oye. Luego vemos a Perkins que baja a su madre a la cueva. No podía cortar el plano porque el público tendría sospechas: ¿por qué se retira la cámara tan pronto?. En ese momento, mantengo la cámara suspendida que sigue a Perkins cuando sube la escalera y, para que el público no se interrogue sobre este movimiento, le distraemos haciéndole oír una discusión entre la madre y el hijo. El público presta tal atención al diálogo que ya no piensa en lo que hace la cámara, gracias a lo cual ahora estamos en la vertical y el público no se extraña de ver a Perkins transportando a su madre vista en vertical por encima de sus cabezas. Para mí es apasionante utilizar la cámara para engañar al público, desviando su atención". (El cine según Hitchcock)
En Psicosis, los experimentos con la cámara de Hitchcock hacen casi todo el trabajo. Utilizó un equipo de televisión para rodar con mayor rapidez y la película costó ochocientos mil dólares y en 1974 ya había recaudado trece millones de dólares. Seguramente sea la película más rentable del maestro.
Sexo, robo, asesinatos y, como colofón final, una piscopatía. Tras asesinar a su madre, el sentimiento de culpabilidad hace que Norman adopte su personalidad. La taxidermia, le ha ayudado a conservar el cadáver de su madre y, de vez en cuando, como negación a su matricidio, se viste como ella, se peina como ella, se convierte en ella y cuando siente un impulso sexual, la personalidad de su madre se apodera de Norman, negándolo.