Revista Opinión
Cuando a mi me dejaban escribir en el chat de Saco, me permití señalar el hecho evidente de que esto de internet tiene sus ventajas, muchas, pero también sus inconvenientes, que no son pocos, y, por favor, que nadie interprete lo que sigue como un intento de coartar la libertad de expresión, pero yo quería prevenir contra todos esos que se ponen a hablar de temas de enorme contenido técnico sin tener ni puñetera idea de lo que tienen entre manos. Por ejemplo, las condiciones técnicojurídicas que concurren en los procesos incoados contra Garzón.Como soy el tipo más curioso que conozco, visito casi todos los días, haciendo un hueco en mi apretada agenda de lecturas, algunos de los más “acreditados” blogs de una sedicente izquierda que, además, presume de científica y he hallado que hay quien cree que Público ha perdido la batalla contra El País porque tenía que perderla, al ser sus contenidos, incomparables desde el punto de vista de la mera calidad periodística.Obvia este articulista que en el amplísimo espectro de los lectores de periódicos hay gente para todo de tal manera que así como es posible que haya a quienes les plazca sobremanera Vargas Llosa, para mí, éste es un tipo, en lo personal, absolutamente mejorable y en lo puramente literario totalmente prescindible, mientras que Eco, Chomsky y Negri colman mis aspiraciones.Y es que, sigo diciendo que, por lo menos, para mí, es mucho más importante la calidad ética de las personas, no digamos de los personajes, que la simple calidad técnica, por no dar un paso más y afirmar rotundamente que no me vale de nada la excelencia de un tipo como escritor si todo su talento lo vierte en escarbar entre las inmundicias.Volviendo a Público, es posible que éste no tuviera acceso directo a firmas como las de Krugman o Stiglitz, ni un economista de cámara de la calidad de Estefanía, pero a mi no me va del todo mal con Vincenc Navarro, López y otros que, partiendo de un riguroso concepto marxista de la economía, llegan, para mí, mucho más lejos en la apreciación de los fenómenos sociopolíticos que experimenta la sociedad española.En cambio, me parece absolutamente inadmisible esa aceptación casi total que de los postulados liberales hace el diario de Prisa.¿Por qué?Porque eso supone moverse no ya en el terreno de una izquierda moderada sino en el de una derecha vergonzante que sabe que no puede sostener científicamente que los postulados económicos a los que se adscribe sean defendibles desde cualquier posición de una ética social aceptable.Bajo estos parámetros, Público y El País, no son en modo alguno comparables, sus respectivos destinatarios no tienen nada que ver, mientras los del diario de Roures son decididamente progresistas, los del diario de los Polanco sólo son conservadores que pretenden adoptar una postura civilizada respecto a los problemas sociopolíticos que actualmente afligen al mundo, pero sin intentar de ninguna manera someter a una crítica profunda los fundamentos de una economía que ellos no sólo aceptan de buen grado sino que incluso practican.Así y todo, si Público ha solicitado voluntariamente entrar en lo que ahora se llama concurso de acreedores, Prisa, si no lo ha hecho es porque sí que ha logrado el apoyo financiero de empresas capitalistas completamente ajenas al proyecto inicial, que, además, han visto la posibilidad de hacerse a corto plazo con el control total de una empresa de comunicación con arraigo y solera entre los medios que quieren presumir de progresistas, pero que no lo son, sino, por el contrario, constituyen la coartada, la tapadera para una labor de zapa y desgaste de los que todavía creen que es posible la existencia de una izquierda auténtica que crea realmente en los principios del liberalismo.