ÓPERA EN ESTADO PURO
Siempre que alguien deseoso de adentrarse en el mundo de la lírica me pide consejo sobre qué título es el más adecuado para iniciarse en el género mi respuesta es la misma: la Tosca de Giacomo Puccini. Y es que si a la descarnada violencia del drama de Sardou unimos la arrebatada y carnal música de Puccini el resultado difícilmente puede dejar indiferente al neófito que por primera vez se adentra en un teatro de ópera.
Tanto Jonathan Kent como Antonio Pappano parecen estar totalmente de acuerdo en plasmar en la escena, hasta sus últimas consecuencias, las premisas marcadas por dramaturgo y compositor y haciéndonos olvidar, por una vez, las cansinas e inútiles disputas entre los partidarios de propuestas escénicas innovadoras y los partidarios de montajes más convencionales.
Sencillamente ópera en estado puro.
Un Antonio Pappano que nos vuelve a sorprender con su maravilloso sentido del fraseo (atención a los tempi, a la articulación y a la exquisita y cuidada forma en la que cierra cada frase) y unos cantantes que, si bien es cierto, bordan su interpretación (Kaufmann y Gheorghiu no pueden estar más apasionados en su dúo del acto primero) quedan un tanto eclipsados por la salvaje y brutal recreación que del barón Scarpia realiza un portentoso Bryan Terfel.
En resumen, una representación de un altísimo nivel y que os dejo a continuación para que la podáis disfrutar en toda su intensidad.