Esta receta - lo admito al comenzar nomás - no es apta para dietas. No, lo siento. Es así... Si están a dieta estricta absténganse de probarla (porque, al hacerlo, les garantizo que no podrán parar) o... pueden darse un gustito (que nunca viene mal) a modo de premio por el esfuerzo o de antojo con todas las letras; un "permitido", un mimo y luego vuelta a la rutina más ascética que practiquen.
Estuve unos días venga paquí-vaya pallá, dando vueltas en la cabeza varias ideas, buscando una receta con calabaza como ingrediente principal que no cayera en el síndrome Halloween al primer vistazo. Es que el nuevo desafío de Cocineros del Mundo en Google+ para este otoño (europeo) me parece de lo más tentador: Recetas con calabaza o con setas. ¡Y yo que muero por las calabazas y las setas!... En fin, no podía decidirme entre panes, postres o salados. Entonces, conversando con mi mamá, me recordó una tarta-budín que preparaba cuando yo era pequeña y que me encantaba (eso sí, no podía acordarse si la había sacado de alguna revista, era herencia familiar o se la había transmitido alguna amiga...). De pronto, supe qué receta quería preparales para la ocasión: un pudding o budín de calabaza con cobertura de queso y nueces Pecan. ¡Un pecado por donde se lo mire, sabroso a rabiar y gustoso como pocos postres que hayan probado!
Aunque no niego que este postre contiene sus buenas calorías, tengo que contarles que lo que me gusta tanto de esta receta (a la que modifiqué un piquitín respecto de la tradicional de mi madre, que llevaba otra cobertura y otras especias) es que es pura calabaza. Así es, casi no tiene harina y eso le confiere (junto con los huevos y la leche condensada) la textura típica de los budines de pan (pero, sin pan en este caso): húmedo, jugoso y requete-sabroso.
Pues bien, con esta receta participo del Reto de Otoño 2014 de Cocineros del Mundo en Google+ en el apartado Dulce.
Ahora sí… Con ustedes, los ingredientes (que no son tantos ni tan complicados de conseguir) así pueden preparar este pudding hoy mismo.
Antes que nada, cortá una calabaza grande (o dos pequeñas; necesitarás entre 1 y 1,5 kilos de puré para realizar esta receta) en sentido longitudinal, quitale las semillas y cocinala en horno fuerte sobre una placa o asadera hasta que la pulpa quede con consistencia de puré. Entonces, retirá la pulpa, separándola de la cáscara con cuidado, y prepará un puré con ella. Escurrí el puré en un colador chino o en uno de malla bien cerrada para quitar cualquier resto de agua que pudiera quedarle. Dejalo enfriar.
En un bol colocá un pote/lata de leche condensada (en mi caso, descremada y de 395 gramos). Añadí 1 medida (para los fines de esta preparación, utilizaremos el pote de la leche descremada ya vacío como medida) de leche (en mi caso, descremada). Mezclá con batidor de alambre hasta integrar ambas. Luego, incorporá una medida de azúcar integral, ¼ taza (60 cc.) de aceite neutro, ralladura de una naranja, 1 cucharadita de canela en polvo y 1 cucharadita de cardamomo recién molido. Batí enérgicamente para homogeneizar la mezcla y agregá el puré de calabaza que habías reservado (recordá que debe ser entre 1 y 1,5 kilogramos).
Añadí, entonces, ½ taza de harina integral fina (75 gramos) y ½ taza de harina 000 (65 gramos), tamizadas junto con una pizca de sal y 1 cucharada de polvo para hornear. Continuá batiendo e incorporá 3 huevos (pastoriles, ecológicos o de campo) de a uno por vez, sin agregar el siguiente hasta no haber integrado muy bien el anterior.
Por último, verté la mezcla obtenida en un molde de tarta/torta desmontable, enmantecado y enharinado previamente.
Cociná en horno precalentado a 180 °C por una hora (o hasta que pase la prueba del palillo).
Una vez frío, llega el momento de decorarlo. Para ello, preparé una sencilla crema a base de queso crema americano y queso crema blanco tradicional (en sustitución de la crema de leche para hacerlo más liviano y con algunas calorías menos; la intención también cuenta...) que le aporta muy buen sabor y textura.
Para preparar la cobertura, colocá en un bol un pote (226 gramos) de queso crema americano (Philadelphia) fat-free (sí, sí; la versión con menos grasa) bien frío. Agregá 3 cucharadas bien copetonas/cargadas de queso crema semimagro y 3 cucharadas bien copetonas/cargadas de azúcar impalpable/glas. Con batidor de alambre, integrá los ingredientes y montá la crema.
Rellená una manga de repostería con la crema obtenida y dejala descansar por unos 15-20 minutos en la heladera/nevera para que tome más cuerpo. Luego, cubrí la superficie del pudding/budín, haciendo dibujos con la crema y decorá con nueces Pecan.
Mantené refrigerado el pudding/budín hasta algunos minutos antes de servirlo para que tenga mejor sabor.
Te garantizo que su gusto, textura y humedad harán las delicias de tu familia, amigos, vecinos, compañeros de gimnasio (hay que bajar las calorías que con tanto gusto nos hemos zampado) y del trabajo. Te pedirán la receta, quedarás como una reina con tu suegra y sacarás de un apuro a tu mejor amiga que de cocina nada de nada...
Algunas observaciones y recomendaciones finales: En lugar de utilizar queso crema americano para realizar la cobertura del pudding/budín pueden emplear queso mascarpone o crema chantilly, realizando una decoración rústica o más delicada con manga decoradora o de repostería.
Las nueces Pecan de la decoración pueden reemplazarse por cualquier fruto seco de su preferencia.
Pueden añadirle a la preparación cacao amargo en polvo para darle un interesante sabor a chocolate.
Como ya les dije antes, una de las cosas que más me gustan de este pudding es que es casi 90% calabaza con muy poca harina. Otro de sus puntos fuertes (según mi gusto, claro) es que - pese a la leche condensada - no empalaga, no es dulce en exceso y eso me gusta mucho. Además, con el queso y las nueces termina convirtiéndose en un señor postre cremoso, algo crocante, suave y exquisito. Les cuento un secreto: Cuando le di a probar el terminado a mi mamá quedó tan complacida que ya me adelantó que quiere que se convierta en su próxima torta de cumpleaños (¡el próximo agosto de 2015!). De modo que estoy muy satisfecha por los resultados obtenidos con este pudding/budín que en pocas horas había desaparecido por completo.
Pruébenlo y me cuentan qué les parece. ¡Hasta la semana próxima! Disfruten de sus afectos, experimenten en la cocina y sean muy felices.