Revista Cocina
¡¡Feliz sábado!! Como lo prometido es deuda este fin de semana tenemos doblete, jejeje... y publicaré los dos días... eso que tienen los retos igual que cualquier otro compromiso, que o estás mogollón de tiempo en dique seco o no paras ni un segundo, jejeje...
Yo este finde además voy a disfrutar a tope de familia, de visitas a mercadillos y de visitar cocinas españolas y foráneas a través de la red, ¿cuál es tu plan?.... Por el momento y en lo que te decides, jejeje... yo te enseño la receta que he preparado este mes para el Reto de la Marquesa de Parabere... ¿que no sabéis de que reto os hablo?, sí, es cierto, yo por unas cosas o por otras me las di de muy lista y me lancé a la carrera por apuntarme, le confesé a Estela, la anfitriona del reto, mi pasión por la Marquesa, participé una primera vez con unos chipirones en su tinta.... ¡¡y si te he visto no me acuerdo!!.
Como os contaba antes del dique seco... ya sabéis todos que este comienzo del año ha venido con mogollón de tropiezos, jejeje... muy poco tiempo y aún menos ánimo para cocinar, con lo que dejé el recetario de la Marquesa aparcado para mejor ocasión... y aquí lo retomo de nuevo...
Ya os he confesado varias veces mi admiración y cariño por María Mesteyer de Echagüe... la no-Marquesa (ejem... lo de Marquesa de Parabere empezó siendo un pseudónimo por el que terminó siendo conocida sin tener, en realidad, ningún título nobiliario... pero como yo suelo decir... ¡¡de mayor quiero ser como ella!!) que elaboró uno de los primeros recetarios más completos, ilustrativos y útiles de la historia de la España de finales del XIX, cuando por entonces poca gente se planteaba que hubiera que enseñar e ilustrar cómo se trinchaba un pollo, donde se entendía que toda mujer supiera destripar un pescado y donde, además, una debía saber cuántas salsas combinan con cuántas carnes... pues ella hizo muy bien, y siendo una precursora de la archiconocida Julia Child nos dejó un legado inmenso de recetarios, consejos y guías útiles de cocina.
Confieso que muchos de sus consejos y guías no son hoy día muy aplicables... en la era de la electricidad, de la máquina para todo y de la creencia de que el pollo nace como pechuga envasada de supermercado... Sin embargo yo encuentro tremendamente divertido de leer sus recetas, sus consejos de cómo dirigir al servicio doméstico en una u otra receta y su manera de explicarte cosas que ella entiende muy obvias y que tú desconocías por completo, jejeje...
Sí es cierto que por ese desfase temporal pueda resultar un poco complicado seguir sus recetas... pero oye ¡¡imaginación y maña al poder!! que en cocina un 20% por ciento es ciencia y el resto instinto y ganas, ¿o no?... así que yo las recetas de la marquesa las leo, las destripo en pasos distinguibles y luego las traduzco al siglo XXI, jejeje... supongo que si ella viera los resultados de mis esfuerzos se quedaría de piedra pomez... pero oye... procuro ser lo más fiel que puedo.
Volviendo al reto de este mes Estela nos propuso varias recetas a cuál más chulas... y que yo descarté, jejeje... unas torrijas con chocolate... ¡¡pero hombre no!! que ya he empezado la operación bikini, jejeje... un bacalao al ajoarriero, que curiosamente ya tengo publicado en el blog (que por algo mi abuela también era de Bilbao!!), unos filetes de lenguado a la bretona... que es de esas recetas para entretenerse e invertir, jejeje... y por último ese pudding que me chifló por ese cursi nombre: Pudding primavera, jejeje.....
Leyendo la receta con Almu, a la que también le divierte mucho la marquesa, of course, enseguida adivinó... ¡¡es un triffle!! Y ni más ni menos, la marquesa llama pudding a un postre tremendamente británico que consiste en capas de cosas metidas dentro de una ponchera... así frutas, crema, bizcochos borrachos y todo presentado lo más cuki posible.
En el caso de la marquesa ella lo que hace es como un Victoria Sponge cake en flanera... me encanta lo de rodear con hielo la susodicha (ejem... traducción siglo XXI: ¡¡mételo en la nevera!!) y luego decorarlo todo con crema pastelera.
Yo he sido un poco díscola y lo he presentado como más me gusta, en copas individuales, que luego es un follón servir porciones que siempre se escurren y rompen, jejeje... y he coronado mi pudding con un poco de nata montada... ¡¡una bomba señoras y señores... una bomba!! Pero qué rico... jejeje...
Ahh!! y como dice la Marquesa este pudding admite no sólo fresas, sino frambuesas, frutas del bosque, melocotón en almibar o ¡¡cerezas!!... en fin... un mundo, jejeje...
Os dejo ya con la receta.
Receta de Pudding primavera.
Ingredientes para 2 copas:
- Una docena de fresas medianas cortadas en rebanadas
- 500 gramos de fresas partidas por la mitad
- 4 cucharadas de azúcar
- 6 bizcochos de soletilla
- 2 cucharadas de licor de cerezas kirsch o cualquier otro licor que os guste (esto es opcional, podéis sino bañarlo en un almíbar).
- 3/4 taza de leche
- 1 cucharada y 1/2 de maicena
- 2 cucharadas de azúcar
- 1 yema de huevo
- 1 cucharada de extracto de vainilla
- pizca de sal
- Una taza de nata montada
Modo de hacerlo:
1. Esta es una receta que requiere poca elaboración pero sí mucha preparación... así que empezamos haciendo la crema pastelera porque luego tenemos que dejarla enfriar por completo. El procedimiento que yo sigo es muy simple... mezclamos en un cazo la leche, la maicena, el azúcar, la yema de huevo, el extracto de vainilla y removemos bien con unas varillas para que no salgan grumos. Llevamos el cazo al fuego, y a fuego medio vamos calentando la crema sin parar de remover... pasados cinco minutos la crema espesa muchísimo, ya la tenemos lista.
2. La colocamos en un bol, la cubrimos con papel film y dejamos que enfríe un par de horas.
3. Mientras podemos preparar el resto de partes del postre. Así seguimos preparando el relleno de fresas... la docena inicial la cortaremos en rebanadas y reservaremos para luego decorar el borde de las copas.
4. El medio kilo de fresas vamos a asarlas al horno... ¡¡hacerme caso son riquísimas!! colocamos la bandeja del horno, sobre ella papel de aluminio y encima las fresas sin rabito y partidas por la mitad... espolvoreamos con las cucharadas de azúcar y unas gotas de limón y 20 minutos a 200ºC calor arriba y abajo sin dejar de vigilar y removiendo de vez en cuando.
5. Una vez asadas las pasamos a otro bol y dejamos que se enfríen, veréis que quedan blanditas y con sabor de mermelada... quedarán fenomenal en el postre.
6. Seguimos preparando el almíbar para emborrachar los bizcochos... y lo haremos cociendo en un cazo el licor, con 2 cucharadas de agua y 1 de azúcar... dejamos al fuego hasta que reduzca y espese un poco, retiramos y reservamos.
7. Montamos la nata y ya estamos listos para el montaje.
8. Porque los bizcochos los emborracharemos conforme vayamos montando el postre, antes no o luego no haríamos carrera de ellos a la hora de manejarlos.
8. Lo que os recomiendo si usáis copas pequeñas como las mías es que los cortéis en trozos menudos, los pinceléis con el almíbar de licor y ya los coloquéis para que no queden excesivamente gordos y saturen el postre.
9. Así el montaje es el siguiente:
- Primero vertemos una cucharadita de compota de fresas asadas en el fondo.
- A continuación colocamos un primer piso de rebanadas de fresa todo alrededor de la copa.
- Seguimos pincelando un trozo de bizcocho con el almíbar de licor y colocándolo encima de la compota, presionando un poquito para que no nos queden huecos.
- Encima ponemos una cucharada de crema pastelera extendiéndola bien para que rellene los recovecos de las fresas pegadas a la copa.
- A continuación colocamos un segundo piso de fresas en rebanadas encima de la crema anterior y haciendo un poco de presión para que queden solapadas con las del "piso de abajo" jejeje.
- Seguimos con otra capa de fresas, otra de bizcocho y una última de crema.
- Y terminamos el postre decorando con una cucharada hermosa de nata montada azucarada.
¡¡Y listo!!
Visto así podría parecer laborioso. pero pensar que salvo por el tiempo que tenéis que esperar para que se enfríe la crema y las fresas el resto del postre es en realidad el montaje, y éste, una vez le cojes el tranquillo en 5-10 minutos lo tienes listo.
Queda muy vistoso y alegre, ¿verdad? Me gusta, además, porque la ración es abundante sin ser excesiva, es fácil de comer, cada uno como si fuera una copa de helado y os recomiendo que lo reservéis un par de horas en la nevera antes de servirlo para que los sabores se integren, la nata y la crema se endurezcan un poquito y esté más rico aún.
Yo por hoy me despido... mañana... ¡¡más y mejor!!
Mil besos, Luz.