Pueblos originarios y su pulso con Argentina

El conflicto socioambiental que se entrega en Formosa ha traspasado los límites de la provincia y se ha instalado al corazón de la Capital Federal. “Ahora no. Nada”; esta es la corta respuesta de Rubén Díaz, representando del colectivo QOPIWINI, acampado en Buenos Aires, ante la pregunta sobre si algún representante del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner o algún ministerio ha mostrado interés a reunirse con miembros de QOPIWINI durante los más de 130 días que traen instalados en una acera de una de los cruces más céntricos de la capital argentina.

Y es que esta lucha de David contra Goliat tiene en el colectivo que integran las cuatro tribus indígenas, el principal damnificado de la política agraria y energética del gobierno de Cristina Fernández. Los dos principales esos de protesta de estas comunidades, dedicadas principalmente a la artesanía, a la agricultura y a la recolección de entonces son en relación al uso y acceso de tierras comunales y a la instalación de una planta procesadora de uranio en una extensión de 574 hectáreas, que eran de uso ancestral y comunitario para la comunidad Qom, con una gran riqueza y presencia de plantas medicinales que, y que se encontrará emplazada a tan sólo 4 kilómetros de donde residen.

En mayo de 2013 se abrió un periodo de negociaciones entre la comunidad Qom, el gobierno de la Provincia de Formosa, la Dirección de Parque Nacionales y el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI), para encontrar una solución en el emplazamiento y cesión de tierras para usos comunitarios y ancestrales ante la creciente privatización de las tierras indígenas. Estas negociaciones se dieron por acabadas luego que se supo la intención del gobierno argentino de instalar una planta procesadora de uranio.

En provincias como Santa Maria de Catamarca los pueblos originarios se han visto atacados desde hace cientos de años, desde los propios Incas hasta las conquistas españolas, han esquilmado sus tierras y sus recursos. Pero su fuerza es atemporal y hoy en día aun podemos ver el legado de los que un día poblaron los Valles Calchaquíes.

Su gran riqueza artesana nos ha legado artesanías echas en cerámica que tienen un valor incalculable, pero por suerte las artesanías de este pueblo no murieron con ellos, y hoy en día podemos disfrutar de la obra de grandes artistas que trabajan con cualquier tipo de material, desde madera, a chapas viejas o materiales de desecho.