La respuesta es sí, desde 1897 se describió por primera vez la asociación entre las enfermedades hepáticas y reumáticas, esta asociación puede ser de diversas formas, ósea la enfermedad hepática asociada a la enfermedad reumática, la enfermedad hepática aislada con enfermedad reumática asociada y la afectación hepática por toxicidad de medicamentos empleados para la enfermedad reumática.
En el caso de la artritis reumatoide no es frecuente la presencia de enfermedad hepática significativa, en ocasiones hay elevación de enzimas hepáticas inespecíficas, cuando se presenta enfermedad hepática importante se asocia con hepatopatía concomitante de tipo viral B o C, alcohólica, o con hepatotoxicidad por determinados medicamentos empleados para la enfermedad reumática como el metotrexato, hidroxicloroquina, corticoides, medicamentos biológicos como el etarnecept o infliximab, también se ha determinado la presencia de hígado graso, cirrosis biliar primaria, pero esta última en muy poca frecuencia.
En el caso de la variante de enfermedad de Still del adulto se puede presentar, hepatomegalia en el 41% de los casos y anormalidades de las enzimas en el 92%, pero en el 75% son asintomáticos, estas manifestaciones mejoran con el tratamiento de la enfermedad.
Debido a estas posibilidades el estudio, seguimiento y tratamiento de estos pacientes debe hacerse en equipo por parte del reumatólogo y del hepatólogo o gastroenterólogo.
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