Revista Psicología

¿Puede existir la depresión sin tristeza?

Por Karlos Karlos Betancurt @Ayuda_Psic

Por Psic. Olaya Alcaraz * Ayuda Psicológica en Línea - Psicólogos por Internet

Vamos a empezar el artículo con una pregunta muy sencilla:


¿Cómo describirías una depresión?…


Lo más probable es que hayas comenzado diciendo algo similar a: “pues es un trastorno en el que la persona siente mucha tristeza y…”. Esto es cierto en muchos casos, pero no siempre es así. En la cultura popular, la depresión se asocia a un estado de tristeza muy acusado, y tanto es así que podemos pensar que un episodio de tristeza que se mantiene dentro de los niveles normales es un caso de depresión. Siendo el síntoma más común, no es el único, ni mucho menos decisivo para diagnosticarla.


En la práctica clínica, nos encontramos con personas que describen una serie de síntomas:


  • Insomnio
  • Falta de apetito
  • Baja autoestima
  • Apatía
  • Falta de apetito sexual
  • Falta de interés por actividades placenteras


Pero cuando les preguntamos por su estado de ánimo, no refieren una tristeza persistente, sino un estado de ánimo “normal”. Si nos remitimos al manual de enfermedades mentales, nos encontramos la siguiente:


DEFINICIÓN DE UN EPISODIO DEPRESIVO


“Cinco (o más) de los síntomas siguientes durante el mismo período de 2 semanas y representan un cambio respecto del desempeño previo; por lo menos uno de los síntomas es (1) estado de ánimo depresivo o (2) pérdida de interés o placer.”


  1. Estado de ánimo depresivo la mayor parte del día, casi todos los días, indicado por el relato subjetivo o por observación de otros.

  2. Marcada disminución del interés o del placer en todas, o casi todas, las actividades durante la mayor parte del día, casi todos los días.

  3. Pérdida significativa de peso sin estar a dieta o aumento significativo, o disminución o aumento del apetito casi todos los días.

  4. Insomnio o hipersomnia casi todos los días.

  5. Agitación o retraso psicomotores casi todos los días.

  6. Fatiga o pérdida de energía casi todos los días.

  7. Sentimientos de desvalorización o de culpa excesiva o inapropiada (que pueden ser delirantes) casi todos los días (no simplemente autorreproches o culpa por estar enfermo).

  8. Menor capacidad de pensar o concentrarse, o indecisión casi todos los días (indicada por el relato subjetivo o por observación de otros).

  9. Pensamientos recurrentes de muerte (no sólo temor de morir), ideación suicida recurrente sin plan específico o un intento de suicidio o un plan de suicidio específico.


Como podemos ver, la tristeza es uno de los síntomas, pero no el decisivo: puede aparecer depresión sin ella. Lo más común en las personas que sufren depresión sin tristeza (depresión no disfórica) es que actúe somatizándola, es decir, su forma de hacer surgir la tristeza es a través de síntomas corporales que pueden ser migrañas, insomnio, dolores de estómago, fatiga, etc.


Puede ser que para ellos sea muy difícil expresar tristeza por algún motivo (falta de aprendizaje previo, un entorno familiar en el que la expresión de sentimientos es castigada o no fomentada, características personales, etc., ) y por ello la llevan al terreno físico, dónde crean un abanico de síntomas que se extiende en muchos ámbitos. Un caso menos común es la aparición de alexitimia, que es la incapacidad para reconocer las propias emociones. En este caso, la tristeza sí estaría presente como componente emocional, el problema es que quien la padece no es capaz de reconocer que eso que siente es tristeza.


Cuando aparece este trastorno, es muy común que la persona sienta un ánimo “normal”, pero en cambio no realice actividades placenteras porque “no le apetece”. No se siente triste, pero actividades que antes hacía con ganas, ahora le resultan tediosas y aburridas, o no encuentra la motivación para llevarlas a cabo. Esto, unido a los síntomas anteriormente descritos, es lo que debe darnos la voz de alarma con respecto a la depresión.


Puede que sean que personas que siempre han sido muy activas, sociables y con miles de planes en marcha y, de un tiempo a esta parte, cortan con muchas de las actividades que antes hacían y pasan a un estado mucho más letárgico, en el que nada les llena, nada les atrae, nada les apetece, no tienen ganas de ir a ningún sitio ni de hacer nada. Mucho cuidado, si no se explica por alguna enfermedad médica o un momento delicado en la vida de esa persona ¡no es buen síntoma!


Si este es el caso, la mejor solución es consultar con un profesional, porque la depresión es uno de los grandes males de nuestra época, donde la tristeza debe ser escondida, haciendo que se enquiste. Que este no sea tu caso y, recuerda, el fin de todo es poder mirar atrás y decir “no me venciste, te vencí yo a ti”.



REFERENCIAS:

  • Manual diagnóstico y estadísticos de los trastornos mentales (DSM V) consultado a través del siguiente enlace: http://www.psicomed.net/dsmiv/dsmiv6.html

Puedes consultar la publicación original en ¿Puede existir la depresión sin tristeza? de Ayuda Psicológica en Línea.


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