Los avances tecnológicos cada vez son más rápidos y avasallantes, no hay límites; y lo más interesante es que ningún sector escapa a estos procesos de innovación. El punto radica en cómo cada sector se adapta o busca crecer a la misma velocidad a la que van dichos avances. Por ejemplo, cuando hablamos del área de investigación clínica en humanos, pudiéramos pensar que, por ser investigación con personas, quizás no apliquen muchos avances por ser un sector muy controlado. Sin embargo, está demostrado que, al contrario, cada vez más la industria farmacéutica está buscando apalancarse en las nuevas tecnologías para lograr desarrollar alternativas más adaptadas a los pacientes y a las patologías, y lograr así realmente dar una respuesta más efectiva a la población.
El viaje ha sido muy interesante, porque desde los inicios en los que se aplicaba la observación, hasta llegar a utilizar robótica para estudiar patologías, el abanico de posibilidades ha sido muy amplio, y seguirá creciendo, ya que la industria busca identificar cuál es la causa real de la enfermedad, esa que subyace en el ADN, ese punto tan pequeño, pero tan importante, en donde inicia la patología y que se espera que ofrezca respuesta a la tan anhelada cura. Estudiar la esencia de la vida.
Los gerentes que están a cargo de estos procesos, cada vez más son llamados a desarrollar nuevas habilidades gerenciales que les permitan unir ambos sectores, para que los pacientes sean los beneficiados. El nuevo gerente requiere adquirir esa capacidad intuitiva que le permita escoger lo que mejor se adapte y que permita obtener los resultados esperados, y que adicionalmente incluya la garantía de un proceso realizado cumpliendo los estándares de calidad y que también ofrezca la garantía del resguardo de la información, acorde con la tecnología empleada.
¿Pueden las nuevas tecnologías cambiar la forma en cómo es planteado el desarrollo de la investigación?
Es una interrogante muy interesante, de la que hablaremos más adelante.