Una gran parte de los impactos ambientales que causan los productos que consumimos son debidos a su transporte desde los lugares de origen hasta el punto de venta donde los adquirimos.
Una forma de crear sistemas más sostenibles de consumo y producción pasa por reducir la distancia que viajan los productos y la concepción de cadenas de suministro locales.
Si nuestros alimentos procedieran de menos de 20 Km de donde los consumimos, en el caso documentado de Reino Unido, los costes medioambientales asociados se reducirían en unos 2.800 millones de euros.
Sin embargo, este cambio limitaría todos los patrones de consumo de alimentos empobreciendo la oferta, y empobreciendo a los países con economías basadas en exportaciones de alimentos. Un uso correcto de las cadenas de suministro necesita ser complementada con la reducción de los impactos ambientales de los procesos de distribución y logística.
Una forma de lograrlo es sustituir parte del transporte interno por carretera por el ferrocarril, y el transporte aéreo por el marítimo en caso del internacional. Si fuera posible pasar de la carretera al ferrocarril el 50% de todos los viajes de alimentos de más de 300 Km, reduciríamos el impacto ambiental hasta en un 4,5%. Sabemos que este tipo de cambios depende en gran medida del desarrollo de las infraestructuras.
En Japón el cambio modal de la distribución de mercancías se ha convertido en una prioridad nacional
Por medio de una alianza entre Japón Freight Railway y Express Nippon, la asoción de cooperativas agrícolas Shihoro (Hokkaido) logró desplazar el transporte de sus patatas Tokachi de la carretera al tren, lo que ha permitido reducir las emisiones de CO2 en un 53%.
Además de los ahorros ambientales en el cambio de los modos de transporte, se han adaptado programas para promover la conducción ecológica en las empresas de distribución de muchos países. En Okinawa (Japón) la empresa de distribución Anshin adoptó un sistema de gestión denominado ecodrive que recoge y analiza los datos de conducción del vehículo (revoluciones, velocidad y frenado), que luego se utilizan para enseñar a los conductores y mejorar la seguridad en la conducción y la ecoefiencia en el gasto de combustible. Desde la introducción de este sistema en 2007, esta compañía ha ahorrado un promedio de 11.000 litros de gasolina al mes, equivaliendo a una reducción del 10% en emisiones de dióxido de carbono.
En ocasiones las soluciones más simples son las que proporcionan mejores resultados a pesar de parecer poco intuitivas. Y si no que se lo digan a la empresa global de transporte UPS.
La noticia en sí es que los camiones de UPS no dan giros hacia la izquierda en EEUU porque les ahorra tiempo y combustible al no tener que esperar para cruzar en las intersecciones.
Según informa UPS esta medida ya ha ayudado a ahorrar cerca de 37.854 litros de combustible, el equivalente a mantener 5.300 automóviles aparcados por un año
Ya sea como cambio de patrones de consumo o gracias a la solución a un problema de optimización, lo cierto es que hay mucho que hacer para reducir el impacto ambiental causado por el transporte de la ingente cantidad de productos que se consumimos.
¿Tenemos en cuenta los consumidores esta problemática?
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