¿Alguna vez te has planteado, como ve un bebé? La vista, es un proceso muy complejo que comienza desde el útero materno. Y que no finaliza hasta que tenemos más de 1 año de edad. La vista es fundamental, para que los bebés puedan saciar su curiosidad en el medio. Hoy vamos a hacer un repaso, por las primeras 4 semanas de vida del bebé. Y como funciona su vista durante éste periodo de vida.
La evolución de la vista en los bebés.
La vista es uno de los 5 sentidos que tienen los bebés. Algo que comienza a desarrollarse, desde las primeras semanas del embarazo y que supondrá los medios por los cuales el niño se relacionará en un futuro con el mundo que le rodea. En el post, nos centramos en uno de estos sentidos, el de la vista. Analizando su evolución.
Siempre que nos imaginamos a un bebé recién nacido, nos lo imaginamos con los ojos medio cerrados o incluso cerrados del todo. Debemos saber que los bebes durante su primer mes de vida mantienen los ojos cerrados la mayor parte del tiempo, tanto de día como de noche. Esto no se debe asociar a ningún problema de visión. Además de pasar un gran número de horas dormidos. El tener cerrados los ojos tanto tiempo, es un sistema de protección de los ojos. Los bebes en realidad pueden ver desde antes de llegar al mundo. Ya en el vientre materno, desde la semana 26 del embarazo, son capaces de diferenciar luces y claridades.
El mayor problema para los ojos durante los primeros días e incluso semanas. Es el exceso de luz. Los bebés tienen los ojos más sensibles, ya que no están acostumbrados a tanta claridad. Ya que aunque lleven funcionando semanas, no han estado sometidos más que unos toques de claridad, dentro del absoluto negro del vientre materno.
Al principio los bebes tienen las pupilas más pequeñas, consiguiendo así, limitar la cantidad de luz que entra por sus ojos. Pues ellos son sensibles a los cambios en la intensidad de la iluminación y son capaces de fijar puntos de contraste.
A este punto los bebes orientan su cabeza hacia el lugar de donde provenga iluminación, siempre y cuando no sea tan intensa como para molestarlo. En cuyo caso, será lo contrario, tendrá un impulso para girar la cabeza en contra de la luz.
Aproximadamente a las dos semanas de vida, las pupilas del bebe empiezan a aumentar de tamaño, lo que le permite percibir más luces y sombras, y se empezara a interesar por objetos con formas alargadas. Fijándose más en las cosas y aguantando más la mirada en un punto concreto.
Entre las primeros reconocimientos que podrá hacer él bebe es el rostro de su madre, el cual con rapidez empezara a asociar con sensaciones como las caricias, el bienestar, saciar el hambre, la voz y el tacto.
Él bebe comienza a disfrutar de mirar objetos que se coloquen frente a él, con una distancia que puede variar entre 15 y 30 centímetros y suele sentirse atraído por objetos que además emitan sonidos.
Hacia el final del primer mes de vida él bebe podrá mantener un punto fijo hasta a un metro de distancia y se sentirá atraído por su entorno, y aprenderá a seguir objetos en movimiento con su vista.