Nunca se debe recibir un masaje con fiebre ya que éste sube la
temperatura corporal. Además, cuando hay fiebre, el masaje puede propagar la infección, si la inflamación es causada por bacterias. Si se tiene la tensión baja, hay que ser
conscientes de que se siente menos dolor y puede que, al manipular
mucho una zona, ésta se resienta. Es conveniente esperar que la fiebre haya cedido y
entonces ya tomar un masaje.
Tampoco nos debemos dejar masajear en casos de diarrea, vómitos o nausea.