Quizás el nombre no sea apropiado, pero responde al concepto “puente construido y mantenido por los vecinos, sin intervención de ingenieros y/o maestros de obras”. Dispersos por la Sierra, son dignos de admiración. Por eficiencia, sencillez y belleza. Y cada uno tiene su personalidad.
Los vecinos, reunidos en concejo, decidían dónde y cuándo se construía el puente. Para ello convocaban Hacendera y cada uno aportaba lo mejor de su casa: caballerías para transportan los materiales, experiencia, herramientas, mano de obra, … De la misma manera realizaban su mantenimiento.
Eficientes, sencillos, integrados en el entorno , bellos, fáciles de construir y a bajo coste. De formas y materiales diferentes (de pizarra, gneis, caliza,…), algunos datan de la Edad Media y otros de los años 50, … pero todos responden a estos cánones. Hoy muchos están abandonados.
A ver si aprenden los defensores de estándares, procedimientos y protocolos que tanto abundan (aún se recuerda al ingeniero del puente de pizarra de la muralla china, que pintó los arcos de rosa; menos mal que algún alma caritativa le convenció para que los pintara en blanco).
Lar-ami, gerente de la Casa rural La Vereda de Puebla, situada en Puebla de Valles, entre cárcavas y olivos.
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