Revista Deportes

Puerta. El antagonista de Cultura.

Por Antoniodiaz
Puerta. El antagonista de Cultura.
Ha muerto Diego Puerta Diánez. Diego Valor. Diego Cojones. Puerta, el que junto al Viti y Camino, componía un cartel que el aficionado recitaba de carrerilla, como la alineación del Madrid de Di Stefano el buen pelotero. Portador de la gracia sevillana antes de que la fábula antitaurina de la musa con peineta y el duende escacharra-relojes, arrasara con el decoro y la personalidad de la "escuela sevillana" -si es que alguna vez ha existido, con razones y argumentos para definirla, (yo dudo, pregunto y doy la bienvenida a las respuestas).
Como me pasa con muchos otros, nunca pude verle. Biografías, críticas de Cañabate o Corrochano, algún video suelto, y ese boca a boca vomitado por los recuerdos de aficionados que dan testimonio de toda una vida viendo de toros y que ha trasladado medio siglo sus hombradas hasta nuestros días. Por algo será, digo yo. Así que no me siento capaz de hacer esos sesudos análisis sobre el toreo del maestro Diego Puerta.
Hay otros que sí, que tienen esa mezcla tan taurina de desfachatez, hipocresía e ignorancia que no dudan en aplicar en estos casos. Será por el bien quedar, que cuando hay difunto de por medio, es una de las actividades favoritas del españolito de a pie. Así, los atunes que hace un par de meses querían mandar a los miuras al matadero hoy se deshacen, como terrones de azucarillo en café con leche, con las tardes que compartieron Diego Puerta y los garlopos de Zahariche, en especial la de aquel Escobero en la Maestranza. Los de la campaña terrotorista, los de Burladero y eso, los muy fariseos, que hoy no hubieran dudado en escribir que "eso no es torear", "así nunca puede haber arte" o "cómo puede gustar eso", lo ponen de artista pa'rriba, que es uno de los peores calificativos que se le puede dedicar a un matador de Toros. El ínclito Zabala se despacha con una comparación tan absurda como interesada: la de Diego Puerta y José Tomás. Como si tuviese el mismo peso una carrera llena de Miuras, ferias de postín y tardes de gallos que una a base de cuvillejos en provincias con lo más viejo del oficio por delante y lo más imberbe cerrando el cartel por detrás. Aficionados, miembros insignes del jédiez y demás farándula pro-cultura se suben hoy al carro de Diego Puerta para volver a bajarse en la siguiente estación pasado mañana.
La tauromaquia que subvencionan y difunden es antagónica a la del maestro -también es la de muchos de sus coetáneos-. En nuestros días no es posible, porque no quieren, ver a una figura con ese compromiso, ni esos carteles tan rematados, ese compañerismo, noble y feroz a la vez, es una utopía, el miedo -gusanillo que empuja al aficionado al tendido- se ha rebajado a niveles comatosos, y la casta se ha reducido a rescoldos que apenas si dan calor a la Fiesta. Pero lo que cuenta es que con esto los portales han sumado miles de visitas, las revistas tienen su especial para el próximo número y las figuras, con su tuitero pésame, han quedado como Dios. Y todo seguirá igual. Hasta que se nos vaya otro maestro y vuelvan a sacar la careta de lo políticamente correcto. Mientras lentamente el que está agonizando entre estertores es el Toreo. Pero eso a quién le importa.
En fin, que la tierra le sea leve.


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