Construido en medio de una ciudad que a su vez se quiere expandir gracias a él, el circuito de Yeongam cuenta con 5'615 kilómetros de longitud. Las 55 vueltas que se dan en la carrera completan un total de 308'825 kilómetros. Se trata de un trazado que cuenta con dieciocho curvas, de las cuales ocho son a derechas y diez a izquierdas. Es uno de los pocos circuitos del Mundial que se recorren en dirección opuesta a las agujas del reloj, y tiene una capacidad de 130.000 espectadores (16.000 en la tribuna principal).El tiempo estimado que se pierde en el pit-lane es de unos 21 segundos, teniendo en cuenta además el cambio de neumáticos y la reparación de alguna parte del monoplaza si hiciera falta.
El de Yeongam es un trazado de alta carga aerodinámica, según datos facilitados por el ingeniero de Williams, Xevi Pujolar. La energía de frenada también es media. Sin embargo los frenos no sufren demasiado, únicamente en la primera parte del circuito. El nivel de agarre de los neumáticos es medio, y su desgaste es alto.
Hay que conseguir un buen agarre en el coche para las curvas lentas del primer sector. No obstante es un tercio del trazado, con lo que la adaptación del monoplaza irá en base al resto del circuito, con otras curvas lentas y rápidas. Los frenos también han de estar bien refrigerados para las primeras fuertes frenadas. Por otra parte, el motor no sufre en exceso ya que el 53% de la vuelta se acelera a fondo, un porcentaje que no es demasiado alto comparado con otros circuitos. La velocidad máxima es de 310 km/h.
