Revista Ciencia
Muy a pesar de Parménides, todo está en constante movimiento. No siempre ha sido esto así. No en la mente de los humanos. La Tierra, su centro, era un punto fijo entre tanto movimiento. Una referencia confiable respecto a la que medir los movimientos, tanto de los objetos terrestres, como de los celestes.
El descubrimiento de que el Sol no daba vueltas a nuestro alrededor no supuso un cambio radical en este tema (lo supuso, ya sabemos, en otros, como en la vanidad de algunos que se creían el ombligo de la creación). El Sol era el punto fijo del modelo heliocéntrico. Pero era un punto fijo poco práctico, que nos ayudaba en los movimientos celestes, pero no en los terrenales.
Pero el ingenio de los humanos descubrió otro punto fijo. Al rotar la Tierra sobre sí misma, ocurre que vemos el cielo de estrellas moverse sobre la prolongación del eje de rotación. En este movimiento de la bóveda celeste, como paraguas que giramos sobre nuestras cabezas, la estrella que esté en el cetro de la bóveda giratoria, si es que alguna hay, permanecerá quieta a nuestra mirada, será nuestra Estrella Polar. La tenemos en el Polo Norte, pero no en el Sur.
Nuestro Sistema Solar está en la Vía Láctea, que gira sobre su centro. Gracias a ello, los guionistas de Star Trek pueden imaginar un sistema de referencia para los cursos de las naves, según su posición respecto al centro galáctico.
La Vía Láctea es una entre los miles de millones de galaxias que pueblan el universo conocido. Pero el universo no tiene centro, no hay un punto en el espacio que sea referencia universal. Pareciera que lo hay en el tiempo y que cada punto del espacio-tiempo del universo puede establecer su coordenada temporal respecto al big bang, pero no su coordenada espacial respecto a ningún punto absoluto. Como cuando la Estrella Polar nos permite saber nuestra latitud, pero no nuestra longitud. El meridiano de Greenwich no es un punto fijo, es una convención para salir del paso longitudinal.
Pero no es así, el tiempo que separa del big bang a un acontecimiento del universo puede medirse de maneras distintas según quien haga la medida, y sin poder dar prioridad a uno u otro observador.
¿Tenemos algún punto fijo? ¿Haya alguna certidumbre a la que agarrarse? ¿Cuál es nuestra Estrella Polar? No lo será ningún punto del espacio ni del tiempo, sino una velocidad, la de la luz. Fiable y fija, es el punto fijo de la física moderna. No es que todo sea relativo, es que la velocidad de la luz es absoluta. El punto fijo al que deben inclinarse y rendirse todas las demás magnitudes. Tiempo, espacio, masa,..., todos deben cambiar para que la velocidad de la luz no cambie.