Don DeLillo consigue, con este libro, algo que me parecía imposible antes de leerlo: ir un poco más allá en su capacidad de narrar y describir sensaciones que trascienden el mundo de los objetos. O de describir, incluso, la vida de los objetos inertes.
Punto omega es una novela breve en la que aparece el mejor DeLillo, el de “Submundo”, “Ruido de fondo” y “Cosmópolis”; ese escritor mágico que es capaz de contarnos los pensamientos de una persona sin recurrir, aparentemente, al monólogo interior. Olores, tactos, visiones interiores. ¿Son cosas descriptibles? Para DeLillo sí.
Yo bebía vodka con naranja y hielo derretido. La copa se hallaba en ese estado de la vida de las copas en que bebe uno el último sorbo insípido para a continuación caer en una lastimera introspección, algo entre la pena de uno mismo y la autoinculpación.Punto Omega (Seix Barral, 2010)