Llegados a este punto, podréis comprender que hoy no hablamos de nosotras (que también). Nos referimos a nuestros hijos, en edad de merecer y que empiezan a despertar al Amor, con mayúsculas. Tanto ellos como ellas parecen haber encontrado lo que, hoy por hoy, consideran su "media naranja". Nosotras, simples observadoras en la distancia de estos primeros amores, esperamos evolución de los acontecimientos antes de querer involucrarnos demasiado. A una de nosotras le fascina que los suyos entren en la familia de los "suegros" con tanta celeridad, pues su noviazgo de años no fue conocido por sus padres hasta meses antes de la boda. La familia de la otra de nosotras, por el contrario, fue informada con más anticipación y está más acostumbrada a este hecho. De todas formas, agradecemos que tengan un apoyo y alguien que les acompañe, que la vida está muy fea y los peligros acechan a la vuelta de la esquina. Y todo esto viene a colación por el tema decorativo, cómo no, pues estos jovenzuelos, además de buenos niños (de ambos sexos), suelen ser detallistas. Uno de estos chicos ha enviada a su "amada" un precioso ramo de flores que ya tiene lugar preferente en el salón de su hogar. ¡Qué bonito es el amor!
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Pues así de floridas y amorosas nos despedimos hoy. ¡Contadnos cómo fueron vuestros primeros amores!