Revista Arte

¡Qué bonito jaleo!

Por Lulajoyce @lulajoyce

Me acomodé en una silla y desplegué en otra contigua mis cuadernos, plumas y acuarelas, dispuesto a tratar de plasmar la expresividad de ese arte (…iluso de mí).

                                                                                                 Santiago Ríos.

El pintor Santiago Ríos también estuvo allí...

 …

El Flamenco no se entiende si sólo lo escuchas con el sentido del oído, eso es lo que me enseñaron antes de entrar en el concierto. Es lo más alegre que he escuchado en mi vida. Es lo más triste que he escuchado en mi vida. Es hondo, visceral, pasional y rasgado hasta volverte sinéstésica y hacer que en un segundo hayas podido llorar de muchas cosas a la vez. Cómo no iba a gustarme. Es algo que no puedo llamar música porque es más que eso, es un latido muy fuerte que te obliga a palmear su ritmo colándose en tu cabeza, bajando hasta las entrañas y entoncés, zas, te ayuda a explayar todo lo que llevas dentro haciéndote partícipe de su rotundidad. Tiene el don de la alegría el Flamenco, tiene el don de mirarte a los ojos para que te desnudes y confieses ante ti mismo toda la rabia, o el amor, o la pasión, o el dolor, o la belleza con una profundidad que te deja extasiado, y luego te relaja, y luego te sientes más libre. Habéis logrado que quiera más. Así que ahora por las tardes me pongo un ratito a Camarón y me acuerdo de la noche pasada, de cómo parábamos los coches en la Gran Vía mientras cantábamos La Leyenda del Tiempo, y bailábamos, y nos abrazábamos, y nos reíamos…

                                                                                  …y nos sentíamos más libres.

Me ha encantado la visceralidad con la que refleja las emociones del Flamenco.

Gracias Alberto, gracias Adrián, gracias Puli, por este hermoso jaleo!!!


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