Ayer se celebraron elecciones al Parlamento Europeo. A tenor de los resultados hacía mucho tiempo que no ocurrían cosas interesantes en el ámbito político. Comentamos.
Lo primero es que el número de personas que han acudido a votar no llega al 50%, lo que dice mucho del interés por la política y en concreto por la actual idea de Europa que tiene la mayor parte de la ciudadanía, para bien y para mal.
Había un muro de contención de la democracia llamado bipartidismo y cuando menos ha dado señales de debilidad (juntos PP y PSOE no llegan al 50% de los votos). Aunque los dos grandes partidos intentarán enmendar el batacazo parece que ya nada será igual en adelante.
El PP gana pero pierde tanto apoyo que su NO celebración del “éxito” habla por sí sola. ¿Se puede perder ganando?
El PSOE toca su fondo: la derecha sistémica tiene al PP; la derecha crítica con los mercados y el falseamiento de la democracia o quizá más “centrada” posee algunos partidos que comienzan a emerger como Ciudadanos o que se consolidan como UPyD; la izquierda ahora aglutina sobre todo tres opciones (IU, Podemos y Equo). ¿Cual es el espacio del PSOE? Aún así conserva todavía más de 3.500.000 de votos.
Sobre el cuento del “voto útil”. Esta vez los protagonistas han sido los pequeños. Parece que buena parte de la ciudadanía ha entendido que lo útil es votar “en conciencia”, no pensando en qué harán los demás o en votar a una opción para que no triunfe la otra.
Vista la pluralidad del voto parece que viviéramos en una sociedad más compleja y por ello más rica e interesante donde más que nunca hará falta diálogo, lo que conlleva valores como el respeto al otro y la tolerancia (eso en nuestro país porque parece claro el ascenso del populismo totalitario en Europa).
Sobre todo, lo que emerge es la contraposición entre dos modos de hacer política. El antiguo y el de partidos que eligen a sus representantes en primarias con listas abiertas; que se autofinancian para no depender de bancos, empresas y lobbies y hacen campañas con poco presupuesto basadas en internet y el despliegue de su militancia, además de coincidir en un discurso crítico con las políticas que benefician a las élites económicas. Es decir, la política democrática y participativa comienza a ganar la partida a la política espectáculo o de espectadores.
Llama la atención la mejora de lo resultados de los partidos llamados nacionalistas. La campanada la da en Catalunya ERC. Esto abunda en la importancia del diálogo y el derecho a decidir para desatascar situaciones enquistadas. Con probabilidad, el NO a todo en Catalunya que ofrece el PP y los casos de corrupción de la Monarquía han ayudado al éxito de ERC.
Una reflexión final. Sobre todo desde las izquierdas se tiende a hacer sumas (IU + Podemos + Equo = ???) Pero el éxito de Podemos no lo ha conseguido a costa de IU, es decir, hay nuevos modos de hacer política que han conseguido despertar a un electorado que antes “no estaba”. Quizá una coalición IU + Podemos no consiguiese el número de votos esperado. Quizá sería más interesante escenarios federales, de unión por ideas y objetivos concretos, ya que no se trata tanto de la conquista del poder por el poder como de su devolución a la ciudadanía.