Revista Opinión

Que coman pasteles

Publicado el 14 diciembre 2013 por Liberal

Menudo revuelo ha provocado un juez de Colorado al sentenciar el 6 de diciembre que el propietario de una pastelería no tiene ningún derecho a denegarle sus servicios a los clientes gays.

Primero, el contexto. En julio del 2012, la pastelería “Masterpiece Cakeshop” en Colorado se negó a venderle un pastel de boda a una pareja del mismo sexo que querían celebrar con amigos y familiares la boda que celebraron en Massachusetts.

El matrimonio, David Mullins y Charlie Craig, denunciaron a la pastelería en los tribunales y el Fiscal General de Colorado hizo lo mismo. El juez de Colorado, Robert Spencer, ha dictado sentencia contra el dueño Jack Phillips.

Phillips intentó esgrimir el clásico pretexto tan reusado de que es su “libertad religiosa” discriminar y denegarle sus servicios a los homosexuales pero el juez no estaba convencido y sentenció que la ley contra la discriminación en vigor en Colorado protege la orientación sexual.

No importa que la pastelería sirva a clientes gays

Uno de los “argumentos” presentados por la pastelería fue decir que sirven a clientes gays pero que el dueño solo se opone a una tarta de bodas porque eso es una celebración de las bodas gays.

No comparto ese argumento. Las parejas gays son las únicas que van a participar en un matrimonio gay, es una distinción donde no hay diferencia.

El propietario alega que no siente ningún “odio” hacia los homosexuales o parejas gays. Incluso, no tendrían problema alguno con tener clientes gays ya que solamente se oponen a celebrar una boda gay aunque los clientes sean heteros y usen la tarta para una boda gay de amigos, etc.

Pero precisamente, el factor principal que distingue a las bodas gays de las heterosexuales es el hecho de que solamente las parejas del mismo sexo son las que obviamente participan en ese matrimonio debido a su orientación sexual. En consecuencia, qué raro el argumento del propietario. No tiene ningún sentido argumentar que negarle a hacerles una tarta no se debe a su orientación sexual.

Este caso no tiene nada que ver con el matrimonio gay y su legalidad

Al igual que ocurre con cierto sector de la Derecha española, aquí los del “Tea Party” a menudo dicen que casos como estos “demuestran” que el matrimonio gay ha provocado que estas “violaciones de la libertad religiosa” son consecuencia directa de que exista la opción del matrimonio gay.

De hecho, esto precisamente demuestra que la discriminación se basa en la identidad de la pareja:

Aunque es cierto que Colorado NO reconoce el matrimonio gay, ese hecho no les exime de la ley contra la discriminación. Durante los argumentos orales, los imputados reconocieron, siendo cándidos, que también se negarían a hacerle una tarta a una pareja gay que vaya a formalizar su relación y ser pareja de hecho, y esto no está prohibido en Colorado. Y es que, la oposición del pastelero va más alla del acto “matrimonial” y se extiende a cualquier unión del mismo sexo. Con esto, es evidente que la razón real por la cual no quieren darle este servicio a la pareja tiene que ver con su orientación sexual, no con su relación en matrimonio.

Las tartas no son expresiones

El juez mostró su acuerdo con la idea de que hacer una tarta requiere arte y que el arte es una forma de expresarse, pero no es un tipo de expresión protegida por la Iª Enmienda de la Constitución de EEUU. En este caso, la pastelería se negó a hacer una tarta incluso antes de que supieran qué querían en la tarta o cómo la querían. Entonces, obviamente no pudo haber expresión de este tipo ni de ningún tipo con falta de comunicación con respecto al diseño de la tarta.

Por otra parte, considero que obligar a un empresario a tratar con igualdad a las parejas, sean como sean, no puede equivaler a forzarles ser de otro punto de vista. Diseñar una tarta no requiere ningún tipo de emisión verbal como sí sería en casos como saludar la bandera, participar en un desfile, etc.

A Phillips no se le exigió aplicar un mensaje o símbolo a la tarta, o construirla para que sirviera de alguna manera para promover el matrimonio gay. Cuando Phillips les denegó el servicio, la pareja inmediatamente salió de la pastelería. ¿Cómo iba a saber Phillips qué texto querían? A lo mejor no iban a pedir un texto “pro gay”. Por lo tanto, decir que no les quiere hacer una tarta porque va contra su libertad de “expresión” y que esto le obligaría a apoyar estas bodas es un “argumento” muy blandito.

Debo decir como apunte que la pareja pidió la tarta en otro sitio y que estaba (la tarta) llena de los colores de la bandera gay. Aún así, el acto de vender pasteles no constituye “expresión”. Esto nada tiene que ver con obligar a una persona a jurar la bandera, o ponerse un símbolo contra sus creencias. Decir que esto viola su “libertad” es de hecho insultante para lo que realmente significa la frase libertad de expresión.

Había otras cosas ofensivas también:

Lo cierto es que el señor se negó a hacerles una tarta solo por su identidad, NO el contenido.

El pastelero dice que si le obligan, entonces un pastelero negro tendría la obligación de hacer una tarta para algún miembro de un grupo neo-nazi; o se podría dar el caso de que un pastelero musulmán tuviera que hacer una tarta para una organización que insulte al Corán. Pero no cuela este “argumento”. En ambos casos, es el mensaje explícito y ofensivo que quieren imponerle al pastelero. No tienen ningún derecho fuera de esto ya que no se les exige que escriban un mensaje. Le han pedidoo hacer una tarta, no preparar un discurso.

Tampoco coló el argumento de la libertad religiosa, ya que hacer una tarta no es una conducta religiosa y menos en la fe cristiana que él dice profesar.

Han incumplido la ley contra la discriminación en locales que ofrecen servicios al público. El Tribunal Supremo de EEUU ha sentenciado en repetidas ocasiones que la discriminación es ilegal; que las tienen un derecho a no sufrir discriminación en el mercado, y esta ley encaja con el hecho de que el gobierno, sea local o no, sí debe REGULAR la actividad económica-comercial.

Si este pastelero tuviera ese “derecho”, entonces una empresa privada también podría negarse a servir a un cliente de otra raza, o mixto, porque su religión dicte que las parejas interraciales son pecaminosas.

Esta sentencia podría tener efectos sobre otros casos parecidos actualmente pendientes de sentencias.

Los liberales deberíamos apoyar la sentencia porque es pura lógica que además nos protege a todos. Un día niegan el servicio a gays, y otro día te lo podrían denegar a ti por “motivos religiosos”.


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