“Qué divertido”: Padre e hijo miran la vida, en un corto

Fermín es el padre y Martín el niño, y ambos lo son con todas sus consecuencias. Uno con la preocupación por formar bien a la criatura, quitando dramatismo a la vida y dándole el carácter de juego que puede entender. El otro con la curiosidad y la inquietud propias de la edad, más pendiente de no aburrirse que del peligro del momento. De fondo, el sano ambiente del pueblo, con sus vecinos y sus historias… ya perdidas con el paso del tiempo. De pronto, un toro bravo… Natalia Mateo consigue meterse en la cabeza de los dos protagonistas y transmitirnos su distinta percepción de la realidad, mientras que Luis Bermejo y Teo Planell -hijo de la directora- bordan unos papeles frescos y auténticos, el primero en un ejercicio de profesionalidad, el segundo siendo él mismo y dejándose dirigir por Natalia.

Qué divertido 1

No hay nada extraordinario en el cortometraje “Qué divertido”, y ello no resta valor al trabajo. Historia mínima y puesta en escena sencilla, luz natural y transparente, y el silencio como el mejor sonido. La directora nos ayuda a ver las dos caras de la moneda de la realidad, porque la vida es así… trágica y divertida. Y quizá nos enseñe a tomarnos las cosas menos a la tremenda o a ser más serios con la educación de los pequeños. Son diez minutos que nos devuelven una infancia perdida, que nos hacen sonreír con un ojo puesto en el toro bravo. Podéis verlo en “Ideas y palomitas”, un estupendo blog que recoge cortometrajes.