Revista Sociedad

¿Qué echo de menos de España?

Publicado el 14 mayo 2014 por Liberal

Realmente me ha sorprendido la cantidad de gente aquí en Nueva Yok que, cuando les digo que soy español (las pocas veces que sale el tema de los orígenes) me dice “¿España? ¡¡Debes estar muriéndote de la tristeza aquí en EEUU!!”. O comentarios tipo “Ayy yo estuve en España y quise quedarme. Ojalá pudiera vivir allí porque allí se sabe vivir la vida. ¿No le echas nada de menos”? Como todo en la vida, ningún sitio es perfecto y yo no soy sentimental así que rara vez “echo de menos” en un sentido de sentir “morriña”. Ahora bien, siempre se va a echar de menos las cosas que uno valora y que tiene en un sitio u otro. Es más, lo que contaré aquí es obvio que no es aplicable a todos los españoles y responde únicamente a mi personalidad y las cosas que valoro. España es un país demasiado diverso como para hablar de una cultura totalmente “nacional”. Hablaré a título personal sobre cosas que valoraba de mi vida en España y que, efectivamente, aquí no existen o no se viven de la misma manera.

Lo cierto es que no, no me estoy “muriendo de tristeza” en EEUU. Todo lo contrario — cada vez me caen mejor los americanos y veo a los españoles como mucho más acomplejados y cobardes a la hora de expresar sus ideas. Para mí España es un país tremendamente acomplejado y faltan libertades que yo allí jamás tendría y que aquí en USA es lo normal. Pero me considero una persona demasiado franca, a lo alemán, y también obviamente hay cosas que sí echo de menos de España (recuerdo, de nuevo, que hablo de mi vida personal aquí y no es algo aplicable a toda España ni a todos los españoles – mi cultura familiar es galaico-catalana-valenciana y por lo tanto mi visión no será la misma a la de un sevillano que ha vivido toda su vida en un pueblucho morunizado. Yo siempre he viajado y mi mentalidad es radicalmente distinta a la del español medio que por otra parte es muy “conservador” y se suele quedar en su pueblo.

1. Los eternos cielos azules de gran parte de la península ibérica. Aquí los cielos son generalmente grises durante gran parte del año y en verano no es raro que caigan tormentas por la tarde que acaban cortando la luz durante días. Sí, días. El sol aquí, además, es pequeño y no brilla como en España u otros países del sur de Europa. Por eso aquí no hay persianas. ¿Para qué si la gente lo que añora es el sol?

2. Las radicales diferencias culturales entre provincias e incluso ciudades. En España, puedes viajar en bus cómodo y limpio a precio razonable desde Madrid a otro pueblo y la cultura cambia de forma radical. La gastronomía, la gente, la forma de hablar, la actitud. EEUU es un país mucho más uniforme que España y a pesar de que cada región tiene sus distintos acentos, no se compara con España en este sentido. Aunque viajes horas y horas, sabes que estás en USA. En España, de una provincia a otra ya tienes radicales diferencias y “mini” países dentro de un estado central(ista).

3. Conversar: Echo de menos aquellas “charlas” tan habituales que se dan en España a cualquier hora del día. En España, hasta la juventud conversa mucho más. Europa, sobre todo la Europa latina, es muchísimo más civilizada en ese aspecto. No soy especialmente conversador si me comparas con los españoles, pero sí me gustaban las tertulias. Aquí, el concepto de la “tertulia” vespertina sencillamente NO existe. La gente queda con sus amigos de trabajo en Nueva York y se toman las copas, pero el ambiente es mucho más “serio” y orientado al trabajo en comparación con España. Y hablo de NY, una ciudad bastante “mas europea” que el resto del pais. En el resto de USA, vas a tu casa directamente después del trabajo y no hay vida social alguna en ese sentido. Las casas aquí son grandes y cómodas, a la gente le da pereza salir y no se sale tanto como en España. A las 8 de la noche no verás ni un alma por la calle en los “suburbios” residenciales. En consecuencia, número 3:

3. Para quedar aquí con alguien, hace falta “concertar cita” a veces semanas antes! Echo de menos la espontaneidad española de el mismo dia llamar y decir, ¿Estás muy liado hoy? Si no, ¿te vienes a tomar un café”? sin tanto jaleo de tener que hasta reservar mesas como hacen aqui. Como en España las distancias son mucho mas reducidas, es infinitamente más fácil quedar en la plaza de tu pueblo con conocidos el mismo día y hacer alguna actividad sencilla que aquí tienes que concertar semanas antes porque la gente está demasiado liada en sus trabajos y vida familiar. He tenido encuentros aquí para quedar en plan “ah si, espera que miro en mi agenda” y entonces por ejemplo, “ok, día 16 de junio, café con Alfredo”. Realmente distinto al estílo español.

4. El transporte — En Nueva York y la corona metropolitana el transporte es excelente (anticuado, eso sí, pero 24 horas), pero hablo a nivel general del país. En España, si te apetecía algún fin de semana ir a una ciudad lejos de Madrid, era perfectamente fácil poder hacerlo y ver algo muy distinto en bus o en el AVE. Aqui, para salir de Nueva York y “ver pueblos” es realmente difícil si no tienes coche. Los trenes regionales son malísimos, anticuados y en ocasiones, peligrosos. Los buses…para qué contar nada…son realmente de lo peor. La línea mas famosa es la Greyhound y casi la utilizan exclusivamente las clases más marginales por lo cual no es posible tener la misma experiencia que se tiene en España de montarte en un bus desde la estación de Méndez Álvaro y por capricho ir a , yo qué sé, Sevilla por ejemplo.

5. Salir sin rumbo y no saber qué esperar: En EEUU, la gente sale de su casa con un objetivo específico. “Voy al supermercado”. Te montas en el coche, vas al supermercado y punto, de regreso a tu casa. En España, la gente sale a “dar una vuelta” sin ningún objetivo específico muchas veces. En no pocas ocasiones, en esos “paseos”, te encuentras con gente que conoces y, de nuevo, lo espontáneo. “¿Qué haces por aquí”? Nada, dando una vuelta. “Ah, mira, pues si quieres vamos al Paseo Maritimo” o “vamos a cenar a tal sitio, ¿te vienes”? Todo se hace dentro del mismo radio, zona, ves gente, siempre hay actividad callejera. En EEUU, la gente no da “paseos” ni mucho menos es posible (con la excepción de Nueva York) quedar así como así porque de nuevo, es una cuestión también de distancias. La mayoría de pueblos aquí no tienen nada durante millas y millas (aqui usan el sistema imperial para medir) que ver por lo que ir a dar una vuelta no tiene sentido.

6. Camareros bordes y antipáticos (no aplicable a toda España pero si desde luego a Madrid y zonas que conozco como Valencia, Castellón…sobre todo estas últimas). Aunque parezca mentira, sí, es algo que echo de menos por mi personalidad. No me gusta que me estén preguntando cada 7 minutos si me “gusta la comida” (obviamente me gusta porque de lo contrario te lo habria dicho) todo con el objetivo de conseguir más propina. Tampoco me gusta la falsedad de “Hola, /gran sonrisa/, soy Staci y seré tu servidora hoy” en no pocos restaurantes cadena de EEUU como el Denny’s o IHOP. No te conozco, no me sonrías, solo necesito que me des un menú, tomes mi pedido y me lo sirvas sin tanta ceremonia. Ya sé que a mucha gente le encanta la cultura de la sonrisa americana, pero a mí no. Me choca mucho la sonrisa a un desconocido, a pesar de que aqui dicen que es “por educación”. Los ingleses me comentan lo mismo. “Americans smile too much”.

7. No tener que jamás calcular propinas. Es mucho más fácil pagar en España porque sabes que tu cuenta ya incluye el IVA. No solo eso, sino que admás no te fies de la lista d precios en el menú porque, oh sorpresa, NO INCLUYE tampoco el IVA. Asi que mucho ojo porque piensas que te va a salir todo en 20 dólares y resulta que es 21.60 por el “sales tax”. Y a partir de ahi, calcular la propina — en Nueva York lo habitual es un 15-18%. Horror. Los europeos aquí tienen muy mala fama en esto porque dejan muy poca propina, son tacaños comparado con los americanos.

8. El orden de los pueblos – en España, hasta la aldea mas perdida suele tener al menos una plaza o punto principal, el corazón de la ciudad o pueblo. Aquí, rara vez ves algo así fuera de las grandes ciudades ya que más que pueblos, lo que hay son suburbios con casas muy distanciadas unas de las otras, sin “centro”. Eso sí, la ventaja es que a diferencia de España, aqui los vecinos solo se dicen “hola” y “adios” como mucho. Para las personas más “solitarias” como yo, eso es una maravilla. No me gusta tener que conocer por obligación a los vecinos como ocurre muchas veces en España porque eso te impone un compromiso social que yo no quiero.

9. Los horarios — no, no me refiero a la terrible costumbre moderna española de comer y cenar a horas que me parecen poco “cristianas” (es broma, tranquilo) pero sí echo MUCHO de menos el concepto de que una parte del día se reserva exclusivamente a comer y sabes que a esa hora, en este caso las 2 de la tarde, prácticamente todo el país está comiendo. Aquí, como no hay concepto alguno de “sociedad” ni mucho menos unidad cultural, pues la gente “come cuando tiene hambre” o “cuando puede”. Eso me choca bastante aun aunque he notado que solo los españoles tenemos esa costumbre de querer tener un horario reservado para la comida. Los demás ni cuenta se dan o no le dan esa importancia. Echo de menos aquello de poder bajar a comer a una mesa aunque sea solo (no me gusta la costumbre española de tener siempre que comer con gente) pero al menos podia ver el telediario, leer el periódico mientras me servían y sentía una sensación rara de “seguridad” porque todos hacíamos lo mismo. Primer plato, segundo plato, postre. Esto me lleva al punto número 10:

10. La siesta – Sí, yo creo que ES una BUENA costumbre y ya sé que no todos los españoles duermen siesta. Pero yo era de los “afortunados” porque me puedo dar ese lujo. Duermo cinco horas por la noche, pero en España, como las comidas del mediodía son tan fuertes, echo de menos pegar ojo durante una media hora, levantarme de nuevo y salir a tomarme un café solo con un vaso de tubo lleno de agua (sin coste, porque era de grifo). Uno se siente refrescado y preparado para dar más guerra por la tarde. Eso aquí ni de broma se hace aunque nunca me quitarán la costumbre del café un rato después de comer.

A todo esto, sí os anuncio una sorpresa: Es muy probable que estaré en España ¡en octubre! Sería posiblemente una visita relámpago pero todo el que esté interesado en quedar ya os avisaré de una fecha concreta. No, no tendrás que “concertar cita” ni miraré en una agenda.


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