¿Qué es el análisis fundamental?
¿Qué fuentes de información se utilizan?
¿Qué es y cómo se define la cartera modelo?
¿Qué es una recomendación? ¿Qué quiere decir comprar o vender?
¿Qué técnicas de análisis existen?
1. ¿Qué es el análisis fundamental?
El análisis fundamental se puede definir como el sistema de estudio, financiero y no financiero, de toda la información disponible en el mercado que afecta a valores cotizados, con el único objetivo de llevar a cabo decisiones de inversión eficientes.
Evidentemente, la información disponible es tan amplia, concisa y vaga a la vez, que una parte importante del trabajo del analista consiste en desgranarla, seleccionarla, interpretarla y aplicarla a sus modelos, sin llegar a obligar a su cliente (el decisor de la inversión) a llevar a cabo ese trabajo, sino sólo a comprender sus interpretaciones de la información utilizada.
El análisis fundamental es una forma de razonar la evolución de las acciones en los mercados bursátiles. Sin este tipo de acercamientos y enfoques, la inversión en bolsa, tal y como la entendemos hoy en día, no existiría. Los inversores decidirían en base a tendencias a corto plazo que no tienen por qué justificar lo que suceda a largo plazo.
La razón básica de su utilización es intentar adelantar comportamientos futuros de valores cotizados, de forma que el inversor pueda tomar o deshacer posiciones antes de que sea demasiado tarde.
2. ¿Qué fuentes de información se utilizan?
La principal fuente de información a la hora de analizar una empresa es ella misma. Aunque más tarde habrá que confrontar esa información con otras fuentes, es la propia empresa la que facilita la mayor parte de los datos que se necesitan.
Un porcentaje elevado de empresas cotizadas, y especialmente las de mayor capitalización y liquidez, han creado durante los últimos años sus propios departamentos de atención al analista y al inversor; este cambio de actitud denota claramente la importancia que otorgan dichas empresas a la canalización de información hacia los mercados financieros. No es raro recibir de estas empresas comunicados o resultados trimestrales con su explicación.
El conocimiento de cuánto va a invertir una empresa en los próximos años, cuál va ser su estrategia a medio y largo plazo, cuál es su política de remuneración al accionista, cómo va a mejorar rentabilidad, cómo va a evolucionar el personal en plantilla, qué estrategias de diversificación piensa acometer… sólo nos lo puede facilitar la propia empresa. Será más adelante el analista quien valore, justifique y “filtre” todas esas afirmaciones.
Sin embargo, no es ésta la única fuente de información. Hay numerosos puntos que otorgan información y que continuamente se utilizan como fuentes adicionales:
• Estados trimestrales: las empresas cotizadas están obligadas a enviar a la CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores) una información financiera trimestral en un formato determinado a nivel matriz y consolidado. La información contable correspondiente al primer y tercer trimestre se limita a la cifra de ventas, beneficio antes de impuestos, cifra de capital y número de empleados; la referente al primer y segundo semestre incluye un balance y cuenta de resultados completos, lo que permite un análisis más pormenorizado de la situación de la compañía. Esta fuente es muy importante para el seguimiento financiero de la empresa a lo largo del año, y el efecto en cuenta de resultados de las distintas estrategias adoptadas.
• Memorias anuales: especialmente la auditoría, por si hay algún problema desconocido. La descripción de las actividades de la empresa suele ser conocida por el analista.
• Noticias de prensa: todas las mañanas se detectan todas las noticias de prensa referentes a empresas y se intenta valorarlas. La prensa diaria y semanal es otra fuente de investigación distinta a la del analista, pero siempre es interesante, ya que otorga mayor valor añadido a su trabajo. El seguimiento de las noticias y su verificación son parte del trabajo de análisis, ya que pueden variar drásticamente las hipótesis de crecimiento futuro.
• Contacto con otras empresas: la situación del sector y sus empresas se suele comentar con otras empresas del mismo sector cotizadas en bolsa. Esta es una buena forma de cruzar información sectorial.
• Asociaciones de empresas: las asociaciones como Anfac (automóviles) o Unesa (eléctricas), por ejemplo, suelen publicar informes periódicos sobre la situación sectorial agregada. Son buenas fuentes para determinar tendencias y estrategias sectoriales. La información sectorial se puede obtener de muy diversas fuentes, como publicaciones especializadas, empresas especializadas en el seguimiento de ciertos sectores, otros mercados…
• El propio mercado: el propio mercado genera mucha información adicional a la ya citada. La labor en este caso es separar lo que es simple rumor infundado de lo que puede ser cierto, investigarlo y adelantarse al impacto en bolsa.
3. ¿Qué es y cómo se define la cartera modelo?
La cartera modelo es un nombre genérico que aglutina un grupo de recomendaciones del departamento de análisis. Se suele intentar dar el formato de cartera para simular una inversión, a la vez que se dan a conocer los pesos relativos de cada uno de los activos.
Una cartera modelo suele tener un objetivo temporal de unos seis meses. La cartera se revisa continuamente, lo cual no es incompatible con el mencionado objetivo.
La cartera intenta acoplarse a cada momento de los mercados financieros, de forma que recomiende al inversor potencial colocar su dinero en los activos idóneos. Evidentemente, esta estrategia se puede y debe identificar con cada tipo de inversor, ya que los niveles de aversión a riesgo y los horizontes temporales son distintos en cada uno de los casos.
De esta forma, una cartera modelo de acciones debe definirse contemplando el patrimonio total que el inversor desea invertir en renta variable (el inversor deberá dividir anteriormente todo su patrimonio entre los diferentes tipos de activos posible para poder diversificar convenientemente el riesgo) y asignar un porcentaje a cada empresa .
Por ello, el valor añadido del análisis consiste en determinar en cada momento el porcentaje ideal invertido en acciones, y dentro de éste, qué acciones son las más recomendables. Lo normal es ver una cartera recomendada desglosada en pesos relativos para cada uno de los valores.
La definición de la cartera modelo lleva un proceso de discusión profundo, hasta que se determinan tanto los valores como sus pesos. La cantidad dedicada a renta variable estará en función de las perspectivas para las principales magnitudes económicas, monetarias y fiscales, además de otros aspectos como situación política, cambiaria, de confianza de los inversores extranjeros…
Una vez determinados dichos porcentajes, hay que decidir los pesos que se invertirán en valores recurrentes, con elevadas rentabilidades por dividendo, sensibles a tipos de interés, de crecimiento, cíclicos, sensibles a movimientos de la moneda, sensibles al nivel de gasto público, dependientes de la inversión en infraestructuras, sensibles al nivel de consumo interno del país…
Una vez que se ha determinado la estructura básica de la cartera, es cuando se empiezan a definir los valores que concuerdan con las elecciones realizadas y se comienzan a otorgar sus pesos relativos en función de las decisiones anteriores y de su peso en el índice de la bolsa, de forma que un valor pasa a estar sobre o infraponderado en la cartera en comparación con su ponderación en el índice.
4. ¿Qué es una recomendación? ¿Qué quiere decir comprar o vender?
La recomendación es la palabra clave del análisis. Es en ella donde debe condensarse todo el estudio. Después de la recomendación habrá multitud de explicaciones y razones por las que se decide concluir en esa y no en otra, pero es importante dar una única palabra.
El inversor debe saber que ese valor debe comprarlo si no lo tiene en cartera, debe mantenerlo o venderlo si lo ha comprado anteriormente.
En general, una recomendación se puede entender como un objetivo en relación con un coste de oportunidad en el momento de la inversión, o como una comparación con la evolución del índice de bolsa.
En el primer caso, lo que se busca es comparar el comportamiento de la acción con el coste de una inversión alternativa. El inversor debe exigir a su inversión en bolsa la rentabilidad sin riesgo (Letras del Tesoro, por ejemplo) más una prima procedente de asumir un mayor riesgo (la inversión bursátil conlleva más riesgo, por lo que habrá que esperar una mayor rentabilidad).
Por ejemplo, si en la actualidad las Letras del Tesoro estuviesen al 4 por ciento y la prima de riesgo la situamos en tres puntos, la rentabilidad mínima exigida a una inversión en bolsa debería alcanzar el 7 por ciento:
Rtb. mínima=Rtb. sin riesgo+prima
Dentro de esta definición, una recomendación de comprar sería aplicable a aquel valor del que se espere una rentabilidad al menos equivalente a la definida, mientras que mantener supondría obtener esa rentabilidad y vender se ajustaría a las acciones con inferior rentabilidad esperada. Hay que resaltar que una recomendación de vender puede suponer una rentabilidad positiva, pero inferior al mínimo exigido para una inversión en bolsa.
En el segundo caso, en el que se compara con el índice bursátil, la acción se deberá comprar cuando supere ese índice, mantener cuando se espere un comportamiento parecido al del índice y vender cuando quede por debajo.
Lo correcto sería recomendar en función del primer aspecto, ya que el inversor en bolsa busca una rentabilidad mínima determinada. Sin embargo, siempre se comparará la rentabilidad de la inversión con la evolución del índice, ya que esta medida es un indicador de la calidad de la gestión llevada a cabo.
La duda de los inversores suele surgir con la recomendación de mantener. Bajo mi punto de vista, es más correcto hablar de sopreponderar e infraponderar, eliminando el mantener. De esta manera, a través de la recomendación siempre sabremos si el analista tiene una visión positiva (sobreponderar), muy positiva (comprar), negativa (infraponderar) o muy negativa (vender).
5. ¿Qué técnicas de análisis existen?
El análisis fundamental, como tantos otros métodos de estudio, alberga distintos enfoques y sistemas en la forma de utilizarlo.
Una distinción básica es el proceso que se sigue para llegar a una conclusión sobre comprar o vender una acción.
El primer enfoque es el análisis top-down (de arriba a abajo), en contraposición con el que se basa en una estrategia bottom-up (de abajo a arriba), del que hablaremos en el siguiente apartado.
El análisis top-down incluye a los inversores que inician su toma de decisiones en un contexto global, para ir concretando cada vez más hasta llegar a una conclusión sobre la empresa que hay que actuar.
Su filosofía de inversión comienza por la distinción de los distintos momentos económicos a escala mundial. Una vez que se han detectado los principales centros de alto o bajo crecimiento, se define una estrategia de inversión en cada caso y se da el siguiente paso, que es detectar las economías individuales que cuadran con esa estrategia (también se puede definir una estrategia para cada una de las economías). Bajar el siguiente peldaño significa detectar, dentro de cada economía, qué sectores son los que ofrecen mejores oportunidades de acuerdo con los objetivos marcados; por último, y una vez detectados esos sectores, hay que determinar los valores concretos en los que se va a invertir (o desinvertir).
El proceso, por tanto, es racional y lógico desde una posición global a una concreta que supone la elección de los valores que componen una cartera.
Un ejemplo de esta estrategia en estos momentos comenzaría por el análisis económico mundial: es decir, Estados Unidos ha conseguido una posición de crecimiento con inflación controlada, por lo que puede entrar en una fase de estabilización, mientras que Europa se encuentra en plena confirmación de la salida de la recesión, con crecimientos cada vez mayores, precios controlados por el momento y déficits a la baja, por lo que deberíamos esperar trimestres con mayor crecimiento al actual; al mismo tiempo, existen dudas en algunos polos de crecimiento como Asia o incluso Latinoamérica.
Una vez dado este paso, el siguiente sería concretar la situación de cada país dentro de estos grandes grupos; así, por ejemplo, si nos quedamos con la situación europea y dentro de ella España, sabemos que 2014 será un año con crecimiento de sectores dependientes de consumo privado e inversión y control de inflación y de déficit público y, por tanto, de gasto público.
De esta forma, apostaríamos por sectores como las grandes superficies o el sector bancario como beneficiado de la salida de la recesión, al mantenerse la reducción de la morosidad de la economía y tener mayor capacidad de crecimiento sano de la inversión crediticia y de los depósitos. El último paso es, por tanto, estudiar los fundamentales de cada una de estas empresas, ver su precio en mercado y decidir la inversión.
En definitiva, es un enfoque de estrategia bastante global, en el que la política de inversión es consistente y en el que sobre todo se selecciona la cartera por zonas geográficas de crecimiento.