Revista Comunicación
Según un artículo elaborado por Puro Marketing, el poder del sonido para comunicar emociones es asombroso. No somos muy conscientes de ello pero nos afecta a distintos niveles, desde el psicológico y conductual, hasta el puramente fisiológico o cognitivo. El sonido emociona: nos conmueve y estimula; nos anima o nos entristece. También puede inquietarnos e incluso perturbarnos. La música es una sonoridad organizada; el arte de combinar sonidos agradables para el oído. Como apuntó Nietzsche:
'sin música la vida sería un error'.
La disciplina del marketing que saca partido de este potencial es el Audiobranding. Utiliza el sonido de forma estratégica. Su objetivo es trasladar la personalidad de la marca a todos los puntos de contacto. Las empresas proponen, aún sin saberlo, una experiencia sonora y con ella construyen relaciones emocionales con sus grupos de interés. Es una de las grandes oportunidades no explotadas del marketing emocional, según muchos 'el Santo Grial' del marketing.
Preocupadas por como son percibidas, las marcas destinan grandes energías a definir su identidad gráfica. Sin embargo, aunque parezca mentira, pocas son las que gestionan las relaciones sonoras con sus grupos de interés de una forma estratégica.
Con el fin de obtener una radiografía del binomio música/marca, la agencia sueca Heartbeats International publicó en 2009 el estudio 'Sounds like Branding'. Se enviaron cuestionarios a 70 top brands internacionales como Adidas, Audi, BMW, Disney, Ebay, McDonald's, Microsoft, Pepsi, Nokia, Sony o Siemens para conocer de primera mano su estrategia musical.
Los resultados señalan que el 97% de las empresas cree que la música puede fortalecer su marca. También que el 76% de ellas utiliza activamente música en sus estrategias de marketing, aunque sólo el 40% ha tratado de identificar como suena su marca y únicamente un 20% de ellas dispone de un logotipo sonoro. Otro dato relevante es que el 70% de las empresas gasta menos de un 5% de su presupuesto de marketing en música. Parece evidente que, aún identificando el poder de la música, las marcas no actúan en consecuencia.
Comprender este reto es anticiparse. Uno de los grandes desafíos del audiobranding es gestionar la gran subjetividad que reviste el mundo de la música y su relación con las marcas.