A lo largo de la década que transcurre entre comienzos del siglo XXI y el año 2010, los tipos de interés del yen japonés han rondado el cero por ciento sin apenas variaciones. Ya entonces muchos inversores han visto en esa cifra una clara oportunidad de negocio, puesto que si es posible comprar tan barato, muy probablemente habría opciones de hacer un buen trato, y por tanto obtener ciertos beneficios. Es aquí cuando nace el ‘Carry Trade’.
El Carry Trade es una práctica financiera cuya principal máxima es la de pedir prestado en divisas con bajo tipo de interés, con el objeto de adquirir activos con una alta remuneración (ya sean otras divisas, deuda pública, obligaciones empresariales, etc). En este sentido, es aplicar el criterio bursátil de “comprar barato y vender caro”, pero visto desde el prisma del mercado de divisas.
Para entender el mecanismo del Carry Trade es importante aclarar primero cómo funciona un mercado financiero. De la misma manera que en los mercados convencionales, lo que se trata es de obtener el máximo rendimiento por un producto que queramos expender, si somos vendedores, y el de ahorrarnos la mayor cantidad de dinero posible por la adquisición de un bien o servicio, si somos compradores. Un juego de intereses que confluyen, como diríamos los economistas, en un precio medio de equilibrio. Este precio es lo que definimos en Bolsa, como cotización; y es el valor que reciben los activos financieros (en este caso, acciones) que son vendidos y comprados a un mismo precio. Vendría a ser una especie de acuerdo implícito entre los inversores que participan de una operación. A diferencia de lo que ocurre en los mercados convencionales (a los que acudimos a comprar patatas, verduras o zanahorias), en los mercados financieros las operaciones de compra-venta se ejercen, en muchos casos, a velocidades de vértigo y en diferentes ciudades al mismo tiempo. Un ejemplo de ello, es que podemos comprar acciones de Apple en la Bolsa de Nueva York (Wall Street) a una hora, e intercambiarlas en apenas segundos de diferencia, por otras de Toyota en la Bolsa de Tokio, y todo en tiempo real. Intercambios que se realizarían aún más deprisa si empleásemos para ello, robots de alta frecuencia (High Frequency Trading). Tema del que hablamos en este blog hace unas semanas.
El mercado divisas opera de forma similar al de una Bolsa de Valores, pero intercambiando, en este caso, monedas de diferentes países. Cada una de las monedas (divisas) tiene una cotización que es el tipo de cambio, y es el precio de una moneda en términos de otra. No obstante, también cada divisa tiene asociado un tipo de interés, que es el precio que en este caso establece el banco central emisor de la moneda correspondiente y que varía en función de la cantidad de dinero en efectivo, de esa moneda, que haya en circulación. Por ejemplo, el tipo de interés del Euro permanece en el 0,75%.
El Carry Trade entra en juego, cuando un número importante de inversores se dan cuenta de la oportunidad de pedir prestado en euros con el propósito de comprar activos cuya rentabilidad es superior (por ejemplo, la deuda pública en Europa). Este es uno de los mejores ejemplos de Carry Trade que existen, y que más fácil es de ver. Una entidad de crédito acude al Banco Central Europeo y le pide a este (prestado) una inmensa cantidad de euros al tipo de interés de referencia (0,75%). Puesto que las deuda pública está penalizada por la lastimosa situación financiera de diversos países europeos en crisis (España, Portugal, Italia, Irlanda, Grecia…), su rentabilidad ofrece oportunidades interesantes de inversión, con tipos de interés que rondan el 5-6% en el bono de referencia a 10 años. La operación es fácil y sencilla, ya que con sólo colocar el monto de euros pedidos a crédito al BCE al 0,75% en la deuda pública de países periféricos al 5-6%, la entidad de crédito obtiene una rentabilidad del 4,25%. Casi nada; sobre todo si tenemos en cuenta como está la situación del crédito en Europa, totalmente estancada.
No obstante, el Carry Trade va más allá del ejemplo europeo. Como comentábamos al principio fue una práctica habitual cuando el tipo de interés de referencia del yen japonés rozaba el 0%. Ante esa situación, muchos inversores (entidades de crédito, banca de inversión, etc) se dedicaron a invertir en bonos denominados en dólares australianos, con una rentabilidad mucho mayor.
Hay que añadir que el Carry Trade es una práctica que genera amplia polémica por sus repercusiones a nivel presupuestario en algunos de los países afectados por la crisis de la deuda en Europa. Sobre todo a nivel popular se critica la inacción del BCE por no actuar comprando deuda de los estados miembros en problemas. Sin embargo, la fuerte influencia del Bundesbank alemán en el seno del BCE ha descartado cualquier posibilidad de que la institución monetaria intervenga inyectando liquidez. Una decisión que ha agravado considerablemente la ya de por sí lastimosa situación de las finanzas públicas europeas.