Qué es el prolapso

¿Qué es el prolapso uterino? ¿Cuáles son las causas del prolapso uterino? ¿Cuál es el tratamiento de prolapso? ¿Cómo prevenir el prolapso uterino?

¿Qué es el prolapso uterino?

El prolapso uterino corresponde a un trastorno de la situación de los órganos genitales femeninos en la pelvis, con una modificación de la posición del útero con respecto a los órganos vecinos. Esta anomalía se conoce popularmente con el nombre de descenso del útero: en efecto, el útero desciende por la vagina y, en la expresión más acusada del problema, llega a sobresalir al exterior a través de la vulva.

¿Cuáles son las causas del prolapso uterino?

En la práctica, hay que distinguir dos grandes situaciones:

• El prolapso de origen traumático, a menudo obstétrico, que afecta sobre todo a las mujeres jóvenes que han tenido un embarazo o un parto difícil.
• El prolapso por distensión de los ligamentos de sostén y suspensión del útero, que es más frecuente en las mujeres mayores, aunque también puede aparecer en mujeres jóvenes.

¿Cuál es el tratamiento de prolapso?

El tratamiento curativo es obligatoriamente quirúrgico y consiste en reconstruir el suelo de la pelvis y reforzar las suspensiones del útero. La intervención es complicada y delicada, aunque los especialistas la dominan a la perfección. Esta complejidad y los riesgos operatorios para una mujer mayor o enferma justifican, en algunos casos, un tratamiento paliativo.

En una mujer en edad de reproducción, la operación es absolutamente necesaria para preservar la vida sexual y las posibilidades de embarazo.

En las mujeres muy mayores, la ablación del útero (histerectomía) es, a menudo, la mejor solución

¿Cómo prevenir el prolapso uterino?

La prevención de este trastorno es difícil cuando se debe a una debilidad congénita de los músculos de la pelvis. Sin embargo, parece que la práctica regular de una actividad deportiva y, en especial, la natación es una excelente forma de reforzar estos músculos y limitar los riesgos de prolapso.

No hay que dudar en aprovechar las visitas regulares de control al ginecólogo para comentarle todas las molestias, por pequeñas que sean, que aparecen al mantener relaciones sexuales o durante la micción.