Al igual que ocurre con otros recursos productivos, la eficiencia en el ámbito de la energía se refiere a la relación entre los resultados obtenidos y los recursos, en este caso energéticos, utilizados para su consecución.
En términos macroeconómicos, la eficiencia energética se analiza a través del concepto de intensidad energética, que se calcula como el cociente entre el consumo energético de una economía y su producto interior bruto (PIB). Es decir, muestra la cantidad de energía necesaria para producir una unidad de PIB en la economía.
A pesar de la importancia de mejorar la eficiencia energética para los objetivos de sostenibilidad económica y ambiental, la evolución histórica de esta variable no siempre es satisfactoria. Por ejemplo en España, entre 1990 y 2011 no se observa un gran avance en la mejora de la intensidad energética final, aunque es cierto que desde el año 2006 este indicador se ha reducido significativamente y la tendencia parece mantenerse.
Sin embargo, se puede observar como la intensidad energética correspondiente a la UE-27 ha mejorado a un ritmo mucho mayor que el de España en parte gracias a los ritmos de descenso de países como Irlanda o Reino Unido.
En relación a la eficiencia energética y los retos del modelo energético, ésta puede contribuir de forma decisiva a la lucha contra el cambio climático, a la mejora de la seguridad energética y de la competitividad. Incluso se plantea por parte de los gobiernos recientemente como un importante dinamizador del desarrollo económico y el empleo.
En relación al cambio climático, según la Agencia Internacional de la Energía (EIA), para alcanzar el escenario 450 ppm, necesario para limitar el incremento de la temperatura global por debajo de 2 grados centígrados y reducir las emisiones globales de Gases de Efecto Invernadero (GEI) en 2050 cercana al 50% frente a 1990, la eficiencia energética se presenta como el principal instrumento suponiendo casi un 60% de la reducción de emisiones.
La eficiencia energética se presenta como un elemento crucial para luchar contra el cambio climático
Por otro lado, las políticas destinadas a reducir el consumo energético también tienen una importante contribución positiva a la seguridad energética. En el ámbito de las políticas de demanda, la eficiencia energética es el principal instrumento para mejorar la seguridad energética. La reducción del consumo de energía contribuye a reducir la intensidad energética de la economía y la dependencia exterior. A través de estos elementos, también se reducen las tensiones inflacionistas generadas por el aumento de los precios internacionales de las materias primas energéticas.
Mediante los planes de eficiencia que están implantando los países, la eficiencia energética es la herramienta para reducir los costes del sistema, sin perder competitividad, centrándose mucho en la eficiencia energética en edificios, con el fin de eliminar obstáculos a la rehabilitación y regeneración. Desde el punto de vista de generación eléctrica, este plan reduce los incentivos para las energías renovables, lo cual frena el proceso para acometer los objetivos marcados por Europa en cuanto a la reducción de emisiones de efecto invernadero. Pero, por otra parte, al fomentar la eficiencia energética, el modelo mejora, reduciendo el consumo energético y evitando las emisiones de CO2 innecesarias, ayudando a cumplir los objetivos en relación a estas reducciones de gases de efecto invernadero.
A modo de ejemplo, se puede hacer referencia a la iniciativa puesta en marcha en Reino Unido llamada Green Deal, por la cual, se pretende facilitar a los dueños de las viviendas urbanas y rurales la posibilidad de invertir en mejoras de índole energético en sus domicilios, con el objetivo de mejorar la eficiencia energética.
En este programa, el usuario no ha de pagar por la inversión inicial del proyecto, sino que puede optar a financiación para acometer la inversión. Poco a poco, el proyecto se financia a través de la factura, suponiéndose que se acometerán proyectos en los que el ahorro en ésta compense los pagos para la devolución de la financiación inicial. El gobierno espera que este plan llegue a 14 millones de hogares y 2,8 millones de comercios, de aquí al año 2030, lo cual está calculado que fomentaría 65.000 puestos de trabajo directos que deberán desempeñar personas que estén correctamente formadas.
Además, se debe contar con los puestos de trabajo indirectos que se producen como consecuencia de la reducción de los consumos de energía y de la reasignación de los gastos de las familias a otros bienes y servicios.
En resumen, junto a las oportunidades de negocio y empleo, la eficiencia energética es pieza clave en la lucha contra el cambio climático y para aumentar la seguridad energética.
¿Crees que los países están haciendo todo lo necesario en esta materia?
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