Revista Ciencia

¿Qué es la inteligencia… extraterrestre?

Publicado el 27 febrero 2015 por Rafael García Del Valle @erraticario
<img src="//i0.wp.com/www.erraticario.com/wp-content/plugins/send-to-kindle/media/white-15.png" alt="" title="" width="" height="" data-recalc-dims="1">Send to Kindle<img src="data:image/gif;base64,R0lGODlhAQABAIAAAAAAAAAAACH5BAEAAAAALAAAAAABAAEAAAICRAEAOw==" data-lazy-original="http://i2.wp.com/www.erraticario.com/wp-content/uploads/2014/02/V&amp;#195;&amp;#173;a-L&amp;#195;&amp;#161;ctea-474x314.jpg?resize=474%2C314" alt="V&amp;#195;&amp;#173;a L&amp;#195;&amp;#161;ctea" title="" data-recalc-dims="1"><noscript><img src="//i2.wp.com/www.erraticario.com/wp-content/uploads/2014/02/V&amp;#195;&amp;#173;a-L&amp;#195;&amp;#161;ctea-474x314.jpg?resize=474%2C314" alt="V&amp;#195;&amp;#173;a L&amp;#195;&amp;#161;ctea" title="" data-recalc-dims="1">Sir Martin John Rees es uno de los astrof&#237;sicos m&#225;s notables del planeta. Fue&#160; presidente de la Royal Society de Londres entre 2005 y 2010, rector del Trinity College de Cambridge entre 2004 y 2012 y, desde 1995, ejerce como astr&#243;nomo real de la Reina de Inglaterra, un t&#237;tulo honorario al gusto de la alta aristocracia brit&#225;nica que lo convierte en consejero personal de Isabel II en asuntos cient&#237;ficos relacionados con el cosmos.En 2010, nuestro Sir dej&#243; su huella en el primer congreso que la academia brit&#225;nica celebraba en torno a la vida extraterrestre inteligente al hacer unas intrigantes declaraciones &#8211;el tipo es intrigante por naturaleza&#8212;: &#8220;Podr&#237;an estar observ&#225;ndonos cara a cara y no los reconocer&#237;amos&#8221;.Rees reflexionaba entonces sobre el error que es buscar vida m&#225;s all&#225; de la Tierra si esto supone dar por hecho que la vida se reduce a nuestra interpretaci&#243;n del mundo y nuestro conocimiento de la tecnolog&#237;a:Sospecho que podr&#237;a haber vida e inteligencia ah&#237; fuera en formas que nos resultan inconcebibles. Igual que un chimpanc&#233; no puede entender la teor&#237;a cu&#225;ntica, podr&#237;a haber aspectos de la realidad que se escapan a las capacidades de nuestro cerebro.Estas ideas eran las mismas que, por las mismas fechas, recog&#237;a otro astrof&#237;sico, Paul Davies, en su libro Un silencio inquietante, dedicado a la historia del Proyecto SETI. Davies cree que las razas alien&#237;genas superiores, de haberlas, seguramente sean inteligencias artificiales con un potencial inconcebible para el cerebro humano que, adem&#225;s, estar&#237;an acopladas a m&#225;quinas capaces de resistir las extremas condiciones a que deben enfrentarse en sus exploraciones gal&#225;cticas.Seg&#250;n Davies, la inteligencia biol&#243;gica es un fen&#243;meno transitorio y fugaz en el contexto evolutivo del universo, en lo que pareciera un gui&#241;o a la cada vez m&#225;s popular doctrina transhumanista.Es as&#237; que, frente a la b&#250;squeda de vida extraterrestre desde criterios biol&#243;gicos, los cient&#237;ficos del SETI han apostado por centrarse en la detecci&#243;n de m&#225;quinas. Seg&#250;n Seth Shostak, astr&#243;nomo jefe del SETI, si ahora mismo se lograse crear una m&#225;quina con la capacidad intelectual de un humano, de aqu&#237; a cinco a&#241;os su desarrollo la llevar&#237;a a superar la inteligencia del conjunto de toda la humanidad.Una vez que una sociedad inventa la tecnolog&#237;a para entrar en contacto con el cosmos, dice Shostak, est&#225;, como mucho, a unos cientos de a&#241;os de pasar de su paradigma cognitivo al de la inteligencia artificial.Las m&#225;quinas extraterrestres ser&#237;an no s&#243;lo superiores a quienes las crearon, sino que, adem&#225;s, ser&#237;an inmortales y no tendr&#237;an que vivir en la zona de confort de un sistema solar, la denominada zona de &#8220;Ricitos de Oro&#8221;, que es donde se centran las actuales investigaciones en busca de alguna huella que constate la existencia de vida ah&#237; fuera.Seg&#250;n Shostak, esta ampliaci&#243;n de las condiciones de vida significa que habr&#237;a que emplear tiempo en buscar en lugares hasta ahora discriminados por los cient&#237;ficos que, aunque intolerables para un organismo biol&#243;gico, podr&#237;an ser de alto valor para una m&#225;quina, como regiones ricas en materia y alta energ&#237;a con que abastecer su impensable, para nosotros, tecnolog&#237;a.Como explica Davies, el proyecto SETI en particular, y la astrobiolog&#237;a en general, siempre han estado sometidos a una pesada losa: el antropocentrismo.&#160;Pensemos, por ejemplo, en la posibilidad de una tecnolog&#237;a que, nos dice Davies: no est&#225; hecha de materia, no tiene forma, es din&#225;mica y se ajusta a todas las escalas de espacio-tiempo. &#8220;O, a la inversa, no parece hacer nada en absoluto que nosotros podamos discernir&#8221;, puesto que no est&#225; hecha de piezas diferenciadas, &#8220;sino que es un sistema, una sutil correlaci&#243;n&#8221; a un nivel que se nos escapa.El SETI surgi&#243; en los a&#241;os sesenta bajo la creencia de que hay civilizaciones extraterrestres que env&#237;an al espacio se&#241;ales de radio de banda estrecha, &#8220;una especie de equivalente gal&#225;ctico del BBC World Service&#8221;.Y en los &#250;ltimos a&#241;os se viene imponiendo el imaginario transhumanista. &#191;Est&#225; el ser humano adentr&#225;ndose en una nueva fase de evoluci&#243;n? Algunos creen que estamos a las puertas de la era post-biol&#243;gica.El transhumanismo comprende diferentes fases intermedias. El cuerpo humano es el primer y m&#225;s f&#225;cil elemento en ser unido a los componentes mec&#225;nicos como mejora de la calidad f&#237;sica de vida, para luego dar paso a la transferencia de la mente a un elemento completamente artificial, un tipo de inmortalidad con que muchos sue&#241;an ya. El &#250;ltimo paso es el uploading, que, seg&#250;n la Asociaci&#243;n Transhumanista Mundial, consiste en realizar un escaneo del cerebro humano para transferirlo a un nuevo soporte digital.Esto, siguiendo con las explicaciones de la Asociaci&#243;n, &#8220;permitir&#237;a conservar nuestra conciencia e identidad y de esa forma superar la muerte para poder continuar viviendo en otro substrato que no sea nuestro cerebro y adem&#225;s explotar las posibilidades de este nuevo medio&#8221;.Cabe preguntarse qu&#233; resultar&#225; de tales aventuras. Porque la inteligencia no es, bajo una perspectiva cient&#237;fica, una necesidad prevista de la evoluci&#243;n, sino un accidente circunstancial; mucho menos lo es una mente racional.Y mucho menos lo es pensar, atrapados en esa mente racional, que es una fase de alto grado en el proceso evolutivo. Sencillamente, es lo &#250;nico que conocemos en lo que a inteligencia se refiere porque en este min&#250;sculo punto celeste, como lo llamara Carl Sagan, no hay con qu&#233; comparar.El logos no tiene por qu&#233; ser la expresi&#243;n de organismos evolucionados; es otra antropomorfizaci&#243;n. &#8220;Sin unas mentes preparadas por los antecedentes culturales de la filosof&#237;a griega y el monote&#237;smo (o algo parecido), en particular la idea abstracta de un sistema de leyes matem&#225;ticas ocultas, tal vez la ciencia, tal como la conocemos, nunca hubiera emergido&#8221;, dice Davies. Son muchos los factores circunstanciales que determinan el nacimiento del m&#233;todo cient&#237;fico moderno, y no necesariamente los mejores.Nuestro nivel m&#225;ximo de manipulaci&#243;n se basa en la electr&#243;nica y en las comunicaciones nacidas de la manipulaci&#243;n electromagn&#233;tica. Pero no es la &#250;nica tecnolog&#237;a posible. Los alien&#237;genas podr&#237;an estar manejando la informaci&#243;n del universo de manera incomprensible para nosotros, pues no podr&#237;amos imaginar la &#8220;m&#225;quina&#8221; usada para ello.La diferencia entre objetos naturales y artificiales es producto de una cultura. Unos est&#225;n hechos por el hombre y otros son desenvueltos en el fluir de las leyes del universo.Pero una manipulaci&#243;n a niveles cu&#225;nticos est&#225; en un nivel inferior a la distinci&#243;n entre objetos naturales y artificiales, pues se sirve de la materia en sus niveles m&#225;s elementales. Y s&#243;lo cuando la computaci&#243;n cu&#225;ntica alcance sus primeros logros efectivos seremos capaces de comprender cu&#225;n limitado es el actual &#8220;progreso&#8221; humano y apenas de intuir lo que queda por delante.En palabras de Davies:Estamos tan unidos al concepto humano de la m&#225;quina como pedazos de metal con botones y palancas, o como informaci&#243;n que se procesa (como en los programas de ordenador), que se nos hace dif&#237;cil conceptualizar una tecnolog&#237;a que implique niveles superiores de manipulaci&#243;n.Pero, si no se alcanza a distinguir la diferencia, el universo entero podr&#237;a ser una manipulaci&#243;n, una simulaci&#243;n como sugiere el fil&#243;sofo&#160;Nick B&#246;strom.Una civilizaci&#243;n de tipo III, por ejemplo, ser&#237;a capaz de dominar el tejido espaciotemporal a su antojo, no s&#243;lo para viajar libremente y aprovechar toda la energ&#237;a disponible en el Cosmos, sino incluso para crear sus universos propios a la manera de universos paralelos. Los dioses en su estado puro, ni m&#225;s ni menos.En este punto, las civilizaciones extraterrestres adquirir&#237;an el rango de dioses, &#225;ngeles y dem&#225;s criaturas celestiales. Y, entonces, ya no estar&#237;amos hablando de ciencia, sino de teolog&#237;a&#8230;O de ufolog&#237;a&#8230;De seguir por aqu&#237;, esto nos alejar&#237;a de la &#8220;ciencia&#8221; y nos sumergir&#237;a en pensamientos muy extra&#241;os. Pero puestos a reflexionar, &#191;d&#243;nde est&#225;n los l&#237;mites?&#160;Por ejemplo, la teor&#237;a paraf&#237;sica de los ovnis sostiene que ciertas entidades de una realidad invisible han manipulado el mundo de los humanos desde tiempos inmemoriales.En los a&#241;os 50, Arthur C. Clarke comenz&#243; a escribir art&#237;culos en los que sosten&#237;a la hip&#243;tesis de que los ovnis eran objetos &#8220;paraf&#237;sicos&#8221;, no extraterretres en el sentido com&#250;n del t&#233;rmino. Es decir, procedentes de otras dimensiones o realidades vecinas a la nuestra. Diversos cient&#237;ficos llegaron a la misma conclusi&#243;n a lo largo de los siguientes a&#241;os, aunque la historia dur&#243; bien poco.De acuerdo al testimonio del capit&#225;n Edward Ruppelt, primer jefe del&#160;proyecto &#8220;Blue Book&#8221;, en enero de 1953 un cuadro de cient&#237;ficos y oficiales al servicio de la CIA rechazaron el material aportado hasta entonces por sus propios investigadores y &#8220;sugirieron&#8221; que el p&#250;blico deb&#237;a creer que los avistamientos ten&#237;an su origen en fen&#243;menos naturales, malinterpretaciones y errores de percepci&#243;n.A partir de ese momento, el personal de la Fuerza A&#233;rea tuvo prohibido hablar sobre el tema con cualquiera que intentara investigar el asunto y el descr&#233;dito popular se convirti&#243; en tendencia principal.En 1955, la investigaci&#243;n cient&#237;fica fue abandonada p&#250;blicamente y el fen&#243;meno ovni dejad o en manos de personajes de escasa seriedad y un cada vez mayor n&#250;mero de testigos poco cre&#237;bles que plantaron las semillas de los posteriores movimientos de culto ovni, tan de moda a finales de los a&#241;os 60, y que regresaron con fuerza en la d&#233;cada de 1990 gracias, entre otras cosas, a la moda de las canalizaciones, que nunca se fueron, pero que ampliaron el rango de alcance de la New Age.Pero, en fin, llegados a este punto, ser&#225; cosa prudente regresar a terrenos m&#225;s firmes. Un estudio publicado en 2013 que describ&#237;a las distintas posibilidades de inteligencia en la Tierra ha servido para ampliar el horizonte de la b&#250;squeda, hasta el punto de que la Revista de Astrobiolog&#237;a de la NASA se ha hecho eco del mismo.El m&#233;todo de aproximaci&#243;n se denomina COMPLEX (COmplexity of Markers for Profiling Life in EXobiology),&#160;y propone un modelo de posible inteligencia extraterrestre a partir de la comparaci&#243;n de las distintas formas de comportamiento no humanas de nuestro planeta, desde microbios a la inteligencia artificial. Se pretende, as&#237;, ir m&#225;s all&#225; del rango al que tradicionalmente se han reducido los estudios sobre la inteligencia de los no hom&#237;nidos: delfines, ballenas, elefantes y c&#243;rvidos; estudios que normalmente han quedado reducidos a una comparaci&#243;n con los est&#225;ndares humanos.Estos animales han demostrado que el ser humano debe renunciar a la exclusividad del concepto de inteligencia, dice Denise Herzing, creadora de&#160;COMPLEX y autora del estudio antes mencionado, cuyas investigaciones sobre&#160;delfines la han llevado a relacionar la inteligencia, en cuanto conjunto de capacidades para sobrevivir a un ambiente dado, con la estructura corporal espec&#237;fica de cada especie, de modo que una criatura sin extremidades, por ejemplo, desarrollar&#225; un procedimiento muy distinto al nuestro para fabricar las herramientas que le permitan abrirse paso en el camino de la Evoluci&#243;n.En este sentido, contin&#250;a Herzing, la ingenier&#237;a de un termitero, con controles de la temperatura en el interior, sistemas de ventilaci&#243;n o zonas de cultivo de hongos, no es algo que deba ser menospreciado. Estos insectos sociales, al igual que las abejas, son incapaces como individuos, pero su &#8220;mente &#160;colectiva&#8221; deriva en logros incre&#237;bles. Seg&#250;n&#160;Herzing:Alg&#250;n d&#237;a seremos capaces de vernos como una especie m&#225;s de tantas que ha desarrollado un pu&#241;ado de especialidades, como lenguaje oral y manipulaci&#243;n de objetos, en lugar de considerarnos la &#250;nica especie inteligente porque creemos que poseer un lenguaje es lo inteligente.El proyecto COMPLEX se interesar&#225; por otros aspectos relacionados con el procesamiento de la informaci&#243;n, centr&#225;ndose en cinco fuentes con que redefinir el concepto de inteligencia: delfines, pulpos, abejas, microbios y m&#225;quinas. Los atributos que destacan en cada uno de ellos son la comunicaci&#243;n compleja de los delfines, el aprendizaje asociativo de los pulpos, la danza de las abejas para indicar localizaciones concretas a sus compa&#241;eras, la capacidad de los microbios para trabajar en beneficio de la comunidad, y el poder computacional de las m&#225;quinas.La idea es aprender a distinguir la inteligencia sobre la Tierra para as&#237; poder atisbarla en el espacio exterior sin caer en los actuales reduccionismos de una mirada antropoc&#233;ntrica.La pregunta inevitable es: &#191;seremos lo suficientemente inteligentes para lograrlo?</span>

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