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Cuando algo se rompe generalmente disminuye su valor o hasta lo pierde del todo. Este objeto al romperse deja de tener valor a los ojos del mundo, un valor material. Pero no lo deja de tener para el dueño, es decir, por ejemplo: Es como si tu libro favorito se rompiera y cada página quedara suelta, en ese momento el libro deja de tener el valor que tenía antes y no podrías venderlo al mismo precio en que lo compraste por el simple hecho de tener sus páginas sueltas, si, el pierde valor para el mundo pero no para ti, porque lo que a ti te importa no es la forma en que se vea, ni si sus páginas están pegadas ordenadamente, lo que te importa es lo especial de las palabras que esas escritas allí, lo que se encuentra en el interior. A Dios les sucede lo mismo con nosotros, cuando nos rompemos muchas veces dejamos de tener valor para las personas a nuestro alrededor, pero para Dios seguimos siendo tan valioso como antes, tal vez hasta mas. Porque a él no le importa cómo nos veamos, el ve lo valioso que hay en el interior y se empeña al igual que tú con tu libro en reconstruirlo de nuevo.-Elsa Escobedo
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