Como sin duda ya sabréis, estos días, se celebra la Semana Mundial del Parto Respetado con el lema: “Silencio. Mujer pariendo, bebé naciendo”
A esas personas, podría decirles, que tener un parto respetado es un derecho que tiene cualquier familia que vaya a tener un hijo, y que para velar por ello existen la Estrategia de atención al parto normal en el Sistema Nacional de Salud y el Plan de Parto y Nacimiento del Ministerio de Sanidad.
Pero hoy no quiero hablar de eso, hoy lo que quiero contar es qué es un parto respetado para mí. Porque yo he vivido en mis carnes un parto no respetado, y otro que si lo fue.
Para mí…
Un parto respetado, no lo es por estar tumbada, de pie, o en cuclillas, sino porque se permita a la mujer moverse con libertad y adoptar la posición en la que más cómoda se sienta.
Un parto respetado, no lo es por ser eutócico o inducido, sino porque si se induce, se haga por causas médicas reales y no por cuadrar la agenda del ginecólogo de turno.
Un parto respetado, no lo es por ser natural o con epidural, sino porque a la mujer se la informe y se la prepare física y emocionalmente para ese momento y ella pueda elegir, libremente, cuándo y cómo hacer uso de la analgesia, sí así lo quiere.
Un parto respetado, no lo es por ser vaginal, instrumental o por cesárea sino porque se hayan respetado los tiempos fisiológicos, entendiendo que cada mujer y cada parto son únicos y la intervención obedezca a la existencia de riesgo para la salud del bebé o la madre.
Un parto respetado, no lo es por ser en casa, o en hospital, sino porque los profesionales implicados sean conscientes de la experiencia tan compleja, emocional y físicamente, que supone su parto para una mujer, y sepan acompañarla y respetar su intimidad, sin intervenir ni interferir con practicas rutinarias salvo que sea estrictamente necesario.
Para qué un parto sea respetado hay que entender que no es un acto médico sino un proceso natural y fisiológico y un momento único en la vida de esos padres y de ese bebé.
Para qué un parto sea respetado debemos concienciarnos de que, independientemente de cómo haya sido el parto, a veces hay heridas que no se ven, pero que pueden ser más profundas que las corporales y que necesitarán de apoyo y ayuda para cicatrizar.
Para qué un parto sea respetado hay que entender que, nada mas nacer, el bebé necesita del contacto con su madre (con ese cuerpo que le ha albergado durante nueve meses y le acaba de dar la vida) y la madre necesita del contacto con su bebé (sólo pensar en separarse de él le resulta insoportable). Porque ambos necesitan continuar siendo un solo ser.
Por eso ¡Silencio! Respeto para esa Mujer que está pariendo y respeto para ese bebé que está naciendo. Déjate maravillar por ese milagro que está ocurriendo delante de tu ojos.
Y ahora, tú que me lees, dime, ¿qué es un parto respetado para ti?