Al hablar de un parto secreto no nos referimos a una mujer que ha ocultado su embarazo y da a luz escondidas y sin que nadie lo sepa, en las normas jurídicas un parto secreto, también denominado anónimo, es la permisión de que una madre dé a luz y se mantenga en el anonimato siempre y cuando se acoja a este derecho legal en algunos países del mundo, como por ejemplo en Austria, Marruecos, Francia o Alemania. Hay que matizar que cada país tiene su legislación y por tanto, sus condiciones específicas para el parto anónimo.
Acogiéndose a este derecho legislativo, las madres ocultan su identidad, pero también se oculta la identidad del padre, el resultado es que se pierde de forma definitiva cualquier vínculo jurídico o social entre el bebé y su familia biológica, por lo que se puede entender que el parto secreto es una forma de abandono de menores que está ordenada y normalizada jurídicamente. Hay que decir que las leyes relativas al parto anónimo, no exigen a las madres que justifiquen el por qué de su decisión, algo que seguramente más de un lector no comprenderá o no aceptará, se debería exigir un motivo.
Cuando una madre se acoge a este derecho, las autoridades competentes son las que se hacen cargo del bebé que posteriormente será dado en adopción. Sobre el parto oculto existe una gran controversia, sobre su pertinencia o conveniencia entre los expertos en legislación, entre quienes defienden los derechos de la infancia y los derechos humanos, en los países donde está aceptado y en países donde no existe esta legislación, hay partidarios y detractores.
Hay que diferenciar entre parto oculto o anónimo con la posibilidad de no reconocimiento del recién nacido, en este caso la madre no reconoce al bebé pero su identidad no quedará oculta cuando el bebé sea mayor de edad y quiera saber de su madre biológica. El no reconocimiento del nacido es otro derecho legal instaurado en algunos países y a diferencia del parto anónimo, como comentábamos, la madre nunca quedará en el anonimato, los hijos suelen solicitar la denominada verdad biológica, un derecho que le permitirá conocer a sus padres biológicos.
Se podría pensar que el parto secreto es una forma moderna del sistema de inclusas, es decir, orfanatos donde se criaba y cuidaba a los niños que habían sido abandonados por sus padres. Este sistema de inclusas lo conocemos también como buzón para abandonar bebés, el pequeño se deposita en un lugar en el que rápidamente es recogido por el personal encargado. El parto secreto legalizado suele ser asistido por personal médico especializado, que no tiene el deber legal, a diferencia de otros países, de comunicar la identidad de la madre.
En nuestro país no es legal desde el año 1999, anteriormente sí era posible ocultar la identidad de una madre tras el nacimiento del bebé, para ello se aplicaba una interpretación de la Ley del Registro Civil del año 1957 y del Reglamento del Registro Civil del año 1958. Según leemos aquí, un artículo en concreto de la Ley del Registro Civil decía: “El parte o declaración de los profesionales y personal de establecimientos sanitarios que tengan obligación de guardar secreto no se referirá a la madre contra su voluntad.” En un artículo del Reglamento del Registro Civil decía: “En la inscripción de nacimiento constará la filiación materna siempre que en ella coincidan la declaración y el parte o comprobación reglamentaria.”
Por tanto, se permitía que el nacido se inscribiera en el registro sin identificar la identidad de su madre, el niño se entregaba en acogimiento o adopción, se podía decir que se trataba también de un parto anónimo o parto secreto. Como decíamos, en el año 1999 una sentencia derogó los artículos por ser inconstitucionales. La verdad es que sobre el parto secreto hay mucho que hablar, en cada país rigen unas normas y se acepta con determinados condicionantes pero en todos existe una controversia, no se permite al bebé que pueda conocer su verdad biológica, algo que vulnera la Convención sobre los Derechos del Niño.
Foto | Joshua Rappeneker
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Qué es un parto secreto