Revista Cine

¿Qué estas escuchando? Cultura popular, cuando no todo se ha dicho

Publicado el 15 agosto 2011 por Cluisa
¿Qué estas escuchando? Cultura popular, cuando no todo se ha dicho
Podrían pasar muchos años,  antes de que en Venezuela y en América Latina, las figuras de la cultura popular lograran ser vistos por completo como algo más que personajes de un pasado remoto y por tanto sin importancia. Podrían pasar muchos años, para que se les acoja como parte de la cultura y el arte, más allá de los prejuicios que categorizan a un artista, no por su méritos intrínsecos, si no mas bien por pertenecer o no, a un ámbito canónico que los respalde.
No sucede en toda la región por igual, que se vilipendie a los personajes inherentes a lo popular, tan solo por ser eso: populares. Por ejemplo, en México al igual que en otros países de América Latina (como Argentina donde Gardel tiene todo el respeto del mundo) “lo popular” posee categoría de Holywood. Nombro la llamada meca del cine, pues esa industria reverencia el pasado, en ella, Humphrey Bogart, no es en modo alguno un actor “viejo”.  El famoso Rick de “Casablanca” es un “clásico” y por ende, parte de un canon que ha sido relegitimado un millón de veces.  No solamente para la industria, también para el  público, quien carece de prejuicios, pues sabe  que la cultura es un arma, la forma más importante de colonización y que se alimenta del pasado, tanto como del presente.  
Para los mexicanos, Pedro Infante es tan significativo (lo que representa, su arte, su valor como personaje referencial de la cultura, como actor y cantante), que incluso los intelectuales escriben sobre el, tal es el caso del libro de Carlos Monsivais, "Las Leyes del Querer" (2010). Claro que, para que un icono de la magnitud del artista mexicano posea “categoría”, no necesita ningún canon que lo respalde.
Dice John Carey en su libro “¿Para que sirve el arte?” (Debate, 2007), que “una obra de arte es cualquier cosa que alguien la considere como tal, aunque solo sea para ese alguien”. Todos sabemos –y los que no se lo imaginaran- que el establishment cultural o artístico (así como cualquier otro), construye a placer (bajo sus propios conceptos azarosos) su canon de lo que consideran “arte” o “valioso” y que en Venezuela lo que se entiende como “arte” o merece reverencia no ha sido necesariamente aquello relacionado con lo popular.
Si observamos el modo en que se considera  la música popular (bolero, salsa, merengue, música latina en general) en nuestro país, nos daremos cuenta como, a diferencia de Holywood, los cantantes nacionales de otras épocas, las actrices, los actores, no son vistos como Humphrey Bogart, Sinatra o Ingrid Bergman. Estos no son “clásicos”,  a pesar de la fama y el prestigio de muchos, a pesar del arte forjado durante años. El olvido es el lugar favorito para colocar a la mayoría, pues se tiende a vilipendiar o a olvidar lo que vamos dejando atrás mientras avanza el reloj.
Lo que no se toma en cuenta, es que estos, son parte de la cadena de la cultura del mundo y que muchos, tal es el caso de Felipe Pirela, han logrado traspasar la barrera del tiempo, sin canon, sin apoyo, solo con el eco de sus canciones.
Tal como escribe Javier Marías en sus novelas: “el mundo depende de sus relatores”, y así como un pintor que quiera innovar en su pintura, debe conocer a sus predecesores, la cultura de un país “no avanza” sin el conocimiento de los que nos precedieron en el camino. 
El canon debe construirse a partir del talento y muy lejos de los prejuicios, porque sospecho que el verdadero Arte, es el lugar donde, como en la novela brasileña de   1988  "Vale Todo".

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