
Que César Pavese se mato por una actriz o que Margot Hemingway fue la quinta persona de su familia en suicidarse, detalles escabrosos y no tanto de la muerte de personajes célebres por sus vidas, a pesar de sus desenlaces por mano propia, puedes encontrar en este libro que no parece tener rigurosidad histórica (al menos no cargada de detalles), pero si mucho de prosa ligth como para entererarse de un fenómeno curioso: el de los que no quieren vivir y se deciden a salir de este mundo por sí mismos.
Quizás los suicidas son personas con adicción al control, ya que eso de matarse es la última decisión que puedes tomar donde nadie más influye, donde nadie más tiene que ver, es tu voluntad, con tus responsabilidades, como taparse la nariz bajo del agua y no salir a flote. Compré este libro por curiosidad, porque creo, tal como Javier Marías escribe en “Los enamoramientos”, que los suicidas: “contradicen el ansía de duración que nos domina a la gran mayoría, la que nos hace creer que aún hay tiempo” porque casi todos “no desean que se termine nada de lo que hay, de lo que tienen, por odioso o gravoso que sea”.
Con un subtitulo que reza: “Los suicidios más celebres de la historia”, Adiós mundo cruel, cuyo titulo induce más a la risa que a la gravedad del tema, lo disfrutaran mucho más aquellos adictos a los libros Guinnes, Almanaques Mundial y libros trivia, cargados de datos y de anécdotas, que sirven de punto de partida para realizar una investigación más extensa.
Calificación: 7/10