¿qué formacion bonificada necesitan las grandes empresas?

Foto cortesía de AENOA

Bajo éste título se celebró una interesante mesa redonda en pasado día 4 de Marzo como parte de las actividades del IV Congreso de Formación Contínua organizado por AENOA. Antes de recoger lo que para mí fueron las principales ideas expuestas me gustaría hacer una reflexión sobre la organización del Congreso. Quiero decir que la organización ha estado perfecta, los temas elegidos son de actualidad e importancia máxima, la capacidad de convocatoria ejemplar y la atención de las personas de AENOA una vez más cálida y profesional. Doy mi enhorabuena a AENOA por la calidad alcanzada y por lograr poner en un sitio de honor a la Formación Contínua, muchas veces el patito feo de los RH.

Actuó como moderador Néstor Saura, miembreo del Comité Técnico de AENOA a quien podeis ver en el centro de la foto.

La primera intervención corrió a cargo de Francisco Alvarez (segundo por la derecha en la foto). Su idea principal giró en torno al concepto del “carnet de conducir nuestras propias finanzas”. Francisco defendió la idea de que estamos en una sociedad con una cultura financiera por los suelos y que si se necesita una formación hoy en día, no solo en las empresas sino incluso en la enseñanza escolar, es la formación en economía y finanzas básicas.

A continuación tomó la palabra Juan Manuel García (primero por la derecha). En este caso el ponente puso el acento sobre las carencias que tienen nuestros profesionales en el ámbito de la internacionalización. El insuficiente dominio del inglés junto con nuestra escasa cultura de internacionalización son las dos áreas para las que Juan Manuel reclamó más atención formativa.

Yo intervine en tercer lugar, poniendo el foco en esta ocasión en dos ideas. Una que la gran empresa necesita la misma formación que la PYME: formación que resulte útil para que las personas y las organizaciones alcancen sus objetivos. Creo que si tuviera que citar una formación necesitada hoy en día por encima de cualquier otra sería cualquier formación orientada a cambiar el modo de pensar sobre las cosas. La segunda idea que desarrollé fue lo que para mí es el decálogo de buenas prácticas en la gestión de planes de formación en la empresa.

Cerró el turno de presentaciones Javier Rivero (el primero de la izquierda). Javier se centró en confrontar dos estilos de venta de formación absolutamente opuestos: la venta basada en “cómo pueden mis cursos ayudar a este cliente” frente al modelos de venta “a ver cuánto puedo sacarles a éstos”. Defendió la importancia de ser congruentes en los mensajes lanzados en formación y en que la formación debe ser ante todo aplicable.

Como ya he dicho, fue un placer asisitir y comprobar cómo se va profesionalizando el mundo de la formación y de su gestión. Enhorabuena.