Deron Williams no se lo podía creer. En la habitación del hotel donde los Jazz se alojaban en su ciudad natal, Dallas, el que para muchos es el mejor base de la NBA se enteraba a través de ESPN de que iba a ser traspasado a los New Jersey Nets. En tiempos de "The Decision" y Melodramas, que tu jugador estrella casi afirme abiertamente que va a abandonar el equipo cuando expire su contrato el verano de 2012, provoca que haya que tomar medidas desesperadas. Utah Jazz sufrió como el que más el famoso verano de 2010 con la salida de Kyle Korver y sobretodo Carlos Boozer, pero la base del equipo, encabezada por el propio Deron, y la figura de Jerry Sloan en el banco, junto a la llegada de Al Jefferson, auguraba que la caída no sería tan grande.
La situación entre el base y el entrenador aceleraron de manera sorprendente la salida de Sloan del equipo de Salt Lake City. Williams soñaba con New York y Greg Miller, el actual propietario tras la muerte de su padre, miraba cabizbajo la clasificación de la NBA. Observaba cómo Cleveland Cavaliers sumaba 10 victorias en 57 partidos, agradecidos aún así de no seguir engordando la ya histórica racha de 26 derrotas consecutivas. Toronto Raptors aparece justo por encima, mal viviendo en la zona baja del Este, y Phoenix Suns pasará de ser Finalista de Conferencia a estar de vacaciones en Semana Santa. Para colmo, el mismo lunes los Nuggets terminaban de completar un traspaso que debía tener fecha de caducidad hoy día 24 a las 15 horas en la costa Oeste o de lo contrario verían marchar a su mejor jugador sin recibir nada a cambio, con el riesgo de caer en la clasificación el próximo año junto a nombres como Wolves o Kings. "Cuando las barbas de tu vecino veas cortar..." podría haber pensado Miller de ser un agricultor manchego en lugar de ser un magnate de la venta de automóviles mormón en Utah. La solución era traspasar a su mejor jugador.
Deron Williams no soportaba el sistema estático y ceñido de Jerry Sloan. Sus diferencias de pensamiento habían supuesto el malestar que terminó por empujar al entrenador fuera del equipo por decisión propia. El propio Sloan había manifestado en varias ocasiones que la NBA es "una liga de jugadores", donde la figura del entrenador está al antojo de la estrella de turno. A riesgo de contradecirlo, Kevin O'Connor consideró que esto no tiene por qué ser así. "Si él no está a salvo, ¿quién lo está?", afirmaba Paul Millsap tras conocer el traspaso del que ha sido su compañero estos cuatro años y medio. Las aspiraciones de Williams tendrán, al menos de momento, escala en Newark. En 2012, justo el verano en que el base tendrá que decidir si ejerce su último año de contrato, los Nets se mudarán a Brooklyn. Prokhorov tiene hasta entonces para rodearlo de algo que más que Sasha Vujacic, Travis Outlaw o Dan Gadzuric y convencerle de que siga en el equipo. Mientras, tendrá que soportar a un entrenador que apodan "El pequeño General" y que se permite el lujo de dejar en el banquillo de uno de los peores equipos de la NBA a su mejor anotador por falta de intensidad, luchando por llegar este año a las 25 victorias.
Utah mientras tanto recibe a un Devin Harris que todavía se levanta por las mañanas pensando por qué fue un número 5 del Draft y All-Star en 2009. Harris, que sorprendentemente ha sido traspasado dos veces en su carrera, una a cambio de Jason Kidd y esta vez por Deron Williams, dos de los mejores bases de la NBA en esta década, no se augura como el base que devuelva a los Jazz a la élite del Oeste. Además de Harris, Utah se hace con un jugador de 19 años, último número 3 del Draft, Derrick Favors. Tras pasar apenas un año en Georgia Tech, Favors aporta rebote e intimidación y de momento su aportación a los Nets ha quedado varias veces en entredicho a pesar de salir en el quinteto titular buena parte del año. Junto a ellos, Utah recibe la elección de primera ronda del Draft de este año de los Nets, que suponemos será un Top 10, y una elección de 2012 vía Golden State, protegida si está entre los siete primeros puestos. Ahora es el momento de Kevin O'Connor y que sepa aprovechar las dos elecciones en puestos de lotería de las que el equipo dispondrá este año (la de Nets y la propia de los Jazz) y de Tyrone Corbin de dar paso a jóvenes como Hayward o Miles, y ver qué se puede fichar este verano a cambio del contrato de Kirilenko.
Desde que Frank Layden se hiciera cargo de los Jazz en 1981 la franquicia nunca ha acometido una reestructuración de este calibre. Sólo con la salida de Stockton y Malone los Jazz vieron cortada su racha de veinte temporadas consecutivas fuera de Playoffs, ausencia que sólo duró tres años y que permitió la llegada al equipo de Carlos Boozer y Deron Williams. Se atisba un largo desierto al pie de las Rocosas. Que Frank Layden noz coja confesados.